Entrevista a Mariela Yeregui, Directora de la Maestría en Tecnología y Estética de las Artes Electrónicas de la UNTREF

 

Mariela Yeregui estudió arte, cine, literatura, es artista electrónica y fue la creadora y actualmente dirige, la Maestría en Tecnología y Estética de las Artes Electrónicas de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF). En diálogo con Habitat, habló de la Maestría que dirige, de la transdisciplinariedad propia de la convergencia entre arte y tecnología y, finalmente, se refirió al proyecto Kawitu de eco-camas-interfaz destinado a hospitales modulares temporarios en el contexto de la pandemia por el Covid 19.

 

Habitat: ¿Desde cuándo  sos la Directora de la Maestría en Tecnología y Estética de las Artes Electrónicas en la UNTREF?

 

Mariela Yeregui: -La Maestría está en funcionamiento hace 11 años.  Yo era profesora en la Licenciatura en Artes Electrónicas y, quien era su director en ese entonces, Norberto Griffa, me propuso diseñar un programa de posgrado. Trabajé en el diseño del programa de maestría y en su reconocimiento ante CONEAU. Una vez obtenida esta validación, iniciamos, hace 11 años, su implementación.

 

 

H.: Hablemos de la Maestría en particular.

 

M.Y.: – Desde la Maestría en Tecnología y Estética de las Artes Electrónicas se aborda, con una orientación basada en la práctica artística, el diálogo arte-tecnología. Creemos que este diálogo se manifiesta en el hecho de que los procesos creativos tecnológicos proponen una experiencia que despliega intercambios fluidos con otras áreas del conocimiento pero también con la comunidad. En ese sentido, se reflexiona y trabaja desde el concepto de “prácticas tecnológicas situadas”, es decir, la manera cómo las tecnologías afectan la relación entre los sujetos con el entorno y estructuran la subjetividad y las prácticas sociales.

 

H.: Cuál es su búsqueda

 

M.Y.: L -Este programa busca reflexionar en torno al fenómeno del cruce arte-tecnología, así como impulsar producciones artísticas, integrando abordajes filosóficos, tecnológicos, científicos y metodológicos. Diseña un entorno de intercambio y de circulación de conocimientos que permite cristalizar una plataforma epistemológica que da cabida a la investigación a través de las prácticas artísticas  atendiendo a la especificidad de los procesos. Modela una zona de cruce que produce objetos o sistemas multidimensionales en términos epistemológicos, abre espacios no sólo de prácticas de creación sino también de pensamiento y de reflexión. Propone una mirada diferencial, situada, periférica y crítica en relación a las prácticas que involucran a los lenguajes tecnológicos.

 

H.: ¿Cuál es el panorama dentro del ámbito académico  respecto de las prácticas que involucran al arte electrónico y a los lenguajes tecnológicos?

 

  1. Y.: -La UNTREF es un espacio pionero en este cruce arte-tecnología. Tanto la carrera de grado como la de maestría son las primeras que abordan este cruce en Argentina pero también en Latinoamérica. Veinte años atrás, cuando empezaba la carrera de grado, había algunos espacios que estaban dando cabida a este tipo de creaciones. Había premios que empezaban a incluir a esta disciplina junto con las disciplinas artísticas más tradicionales y espacios expositivos que empezaban a considerar al arte electrónico como un lenguaje emergente que ameritaba ser exhibido. Poco a poco se ha ido afianzando más y más y ya hay hoy premios y certámenes prestigiosos que dedican un apartado especial o que incluyen a este tipo de producciones (Premio Itaú, Fondo Nacional de las Artes, premio Andreani, Salón Nacional, etc.).

 

H.: ¿Qué lugar ocupa la Argentina respecto de la región en cuanto a las artes electrónicas.

 

  1. Y.: -Como decía antes, Argentina ha desarrollado mucho este tipo de producciones durante los últimos veinte años. Creo que México ha sido muy pionero y ha desarrollado una producción muy interesante ya en los años 90 a partir de la creación del Centro Multimedia, en el Centro Nacional de las Artes, que ha apoyado y financiado la producción de artistas independientes que hoy son referentes indudables en el ámbito internacional. En Argentina, a diferencia de México, se ha hecho mucho más hincapié en la profesionalización y educación y es partir de estas acciones y de la institucionalización de estas prácticas en los espacios de exhibición y fomento, que se ha creado una escena local muy pujante y con mucha proyección internacional. Hoy Argentina es un referente incuestionable en el ámbito latinoamericano a través de las prácticas de sus artistas, muchos de ellos formados o vinculados a ámbitos académicos.

 

H.: Podríamos que en este campo hay una convergencia entre arte y tecnología. ¿Podrías explicarnos cómo es esa convergencia?

 

M.Y.: -La convergencia arte-tecnología supone la articulación de múltiples saberes y herramientas de disciplinas diversas a fin de crear interfaces, dispositivos y entornos creativos que reformulen y re-contextualicen el estatuto del arte en el marco de los lenguajes tecnológicos. Desde este cruce, las posibilidades son muy variadas y diversas: desde una instalación robótica, una pieza electro-textil, un trabajo generativo, piezas cuya dinámica resida en la web, video-juegos artísticos, literatura digital hasta trabajos que implementen lenguajes tecnológicos en medios naturales, son parte de este campo.

 

 

H.: Para ser artista de las artes electrónicas: ¿Qué competencias se requieren?

 

M.Y.: -En primer lugar, se requiere ser versátil y poder tener una comprensión general de las posibilidades que ofrecen las tecnologías electrónicas y digitales. Dado que es una disciplina que se nutre de diversos lenguajes, soportes y formatos electrónicos -que son dinámicos y cambian permanentemente- es necesario tener una capacidad y un disposición particular hacia la investigación entendiendo los desafíos que este campo multidisciplinar ofrece. Cada artista explora y adopta los lenguajes que mejor su adaptan a su estética. Por ejemplo, en la maestría abordamos desde la robótica, la inteligencia artificial, la electrónica, el video expandido, las narrativas hipertextuales hasta el arte más ligado a lo algorítmico, el cuerpo y la tecnología, la biointeractividad, etcétera, sabiendo que cada artista luego focalizará su producción en un lenguaje en particular, más afín a sus prácticas y estéticas. En el caso de la Maestría en Artes Electrónicas, recibimos desde artistas visuales, realizadores audiovisuales, diseñadores gráficos, textiles, industriales, arquitectos hasta ingenieros, matemáticos o físicos. Esta diversidad de formaciones propone precisamente que se produzcan diálogos e intercambios transdiciplinares que es algo fundamental a la hora de pensar el arte cruzado por la tecnología. Entonces, creo que la competencia más fundamental es tener una conciencia y disposición hacia lo transdiciplinar.

 

– H.: A propósito, ¿Qué es el proyecto Kawitu?

 

M.Y.: – Kawitu  es el proyecto de eco-camas-interfaz. Kawitu -que significa ‘cama’ en mapuche y en quechua- es una cama de cartón duro, sencilla de montar y de gran resistencia para los hospitales modulares temporarios. Es ecológica y está constituida por un sistema de paneles de cartón corrugado que, gracias a su formato plegable, se unen para crear una base sólida, robusta y rígida que puede soportar hasta 200 kilogramos y es 100 por ciento reciclable. A diferencia de otros modelos que ya han sido implementados en otros países, Kawitu surge de un modelo de diseño original que  incorpora iluminación propia desarrollada con tecnologías limpias, a partir de un desarrollo de iluminación a dínamo, que combina biomateriales desarrollados por nosotros y funcionalidades de apoyo (celular, lentes, etcétera) incorporados a la cama.

– H.: ¿Y por qué es una eco- cama- interfaz?

 

M.Y.: -Es una interfaz porque es una superficie de comunicación que abre y moldea espacios de encuentro. Pensándonos y pensando a los pacientes desde una situación común de aislamiento, nos preguntamos cómo construir una zona de intercambio, un estar-juntos desde una dimensión poética. Piezas musicales, videos, poesías y textos serán accesibles cada día, articulando una suerte de cuaderno compartido que emerge en de esta situación de estar aislados. Se modela así otro espacio, el del encuentro vital.

 

– H.: ¿Cómo definirías al proyecto Kawitu, en el sentido más profundo?

 

M.Y.: –Kawitu nos alberga, nos cura a todos. Tiene un sentido terapéutico, casi como una interfaz benéfica que genera microuniversos que funcionan como antídotos contra el dolor corporal. Y hablamos de lo corporal, no del cuerpo. Es decir el cuerpo inmerso en el propio ser: algo así como un catalizador vivencial activo para construir presentes y futuros saludables.

 

Para mayor información, contactar:

 

coordinacionmae@untref.edu.ar / myeregui@untref.edu.ar