Recomendaciones para proyectar y construir superficies horizontales en el sistema de bastidores. El diseño estructural entramado, y la resolución de las aislaciones y los revestimientos.
Existe una tendencia a pensar que la madera no es un material apto para la realización de techos planos, una creencia que no tiene motivos claros. Del mismo modo, podríamos afirmar sin discusión que, a la hora de materializar un entrepiso, la madera es una posibilidad para ese uso.
Sin dudas es así. Cuando nos toca realizar un entrepiso, la madera es un material tradicionalmente aceptado. Los mismos están muy difundidos en nuestro medio, en particular cuando de ampliaciones se trata. Parecen ser una solución ideal para realizar entrepisos en construcciones ya terminadas y con personas viviendo en ellas. Su rapidez y limpieza de montaje la hacen ideal para esos usos.
Las funciones que debe cumplir un entrepiso son la estructural –como requisito básico de cualquier construcción, independientemente de su materialidad– y la estética. Además, debe cumplimentar requisitos de aislación acústica, de manera que los sonidos de las pisadas o los ruidos generados al mover objetos no se transmitan (o lo hagan lo menos posible) hacia el ambiente inferior. Si el entrepiso fuera un techo, se agregan requerimientos de aislación térmica e hidrófuga.
Función estructural La resistencia estructural, como claro está, es la condición principal que debe cumplir un entrepiso. Cuando los mismos se materializan en seco, tanto en madera como en acero, presentan estructuras que se caracterizan por estar armadas en una sola dirección, es decir, que conducen las cargas generadas por su propio peso y el de los objetos que sobre él se apoyan en un solo sentido.
Esta es una de las diferencias principales respecto de una superficie horizontal de hormigón, que en muchos casos conducen las cargas en dos direcciones diferentes en el mismo plano.
En función de la escala de los espacios a cubrir y de las cargas generadas, estas estructuras horizontales se pueden armar en dos o más planos de vigas. Cada plano de vigas apoya sobre el inferior en forma normal al mismo, y así se obtienen planos de vigas principales, secundarias, terciarias.
Cuando el entrepiso posee más de un plano de vigas, el plano secundario puede apoyar sobre el plano primario o directamente sujetarse a un mismo nivel mediante uniones metálicas, reduciendo así la altura del mismo. Por ejemplo, en un entrepiso con tres planos de vigas realizado en la costa bonaerense, las vigas principales se realizaron con madera laminada encolada de 6 por 18 pulgadas y 9,5 metros de longitud. Sobre ellas se fijan las vigas secundarias de 4 por 12”, también de madera laminada encolada. Finalmente, un tercer plano de vigas materializa la superficie de apoyo. Estas últimas se fijan sobre las vigas secundarias.
La separación de las vigas que conforman el plano final usualmente se colocan entre los 40 a 60 cm de separación dependiendo del proyecto o del tipo de solado.
Una vez conformada la estructura de soporte del entrepiso, se realiza la superficie de apoyo para la cual hay diferentes alternativas que pueden ser machimbre, placas de multilaminado o incluso placas cementicias.
Es habitual que a los entrepisos de madera se los asocie a ruidos y crujidos cuando son transitados. Además de eso, se los acusa de no contar con buena aislación acústica. Esos problemas se solucionan completamente con un adecuado diseño para lo cual se puede optar por dos soluciones: entrepisos completamente en seco y entrepisos mixtos (seco–húmedo).
En el primer caso, para lograr una buena aislación acústica es necesario materializar la superficie de tránsito en varias capas tomado como principio la teoría de Masa – Resorte – Masa. El sonido es un tipo de energía mecánica y para poder disminuir su intensidad es necesario “gastarla”. Para eso, la tendencia actual es emplear varias capas que permitan deducir la intensidad del sonido. Esto se materializa colocando entre dos materiales pesados una capa de material de bajo peso específico que actúe como resorte. De esta forma, y con un delgado espesor, es posible obtener niveles de aislación acústica que no se podrían alcanzar empleando solo materiales pesados.
Una solución clásica es colocar sobre las vigas del entrepiso una primera capa conformada por una placa que puede ser un multilaminado. Sobre esta, una segunda capa compuesta por un material liviano y aislante acústico, usualmente lana de vidrio de mediana densidad. Finalmente, una tercera capa compuesta por otra placa de madera (multilamido, OSB o placa cementicia) que hará de soporte del solado (madera, alfombra o cerámico).
En los entrepisos mixtos, la aislación acústica se resuelve de la misma manera, mientras que la capa superior se reemplaza por un contrapiso húmedo de entre 5 y 6 cm. Esta solución elimina completamente el sonido a hueco, como así también los ruidos y crujidos que un entrepiso simple posee.
No hay discusión acerca de la apariencia y cualidades de los entrepisos y techos de madera. Las estructuras a la vista son parte protagonista en los espacios interiores, empleando tanto maderas nativas como de bosque implantado o madera laminada encolada. La calidez de los mismos los convierte en una excelente solución para este tipo de superficies horizontales.
*Jorge Barroso, Diego García Pezzano y Octavio Roca son arquitectos y pertenecen al Departamento de Arquitectura de la Cámara de la Madera.
Fuente: Clarín ARQ