Recopilaron en la publicación desde edificios notables, conjuntos urbanos y paisajísticos hasta archivos y lugares que forman parte de nuestra memoria.

 

El jueves 19 de abril se presentó en la sede de la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos, en Avenida de Mayo 556, la nueva guía de Monumentos Históricos de la Ciudad de Buenos Aires.

Este ejemplar forma parte de una iniciativa que pretende abarcar todas las ciudades del país y solo por una razón estratégica empezó a editarse por la de Buenos Aires y sigue por La Plata.

 

Según expresó Teresa Anchorena, presidenta de la Comisión, es porque ambas ciudades fueron admitidas en forma conjunta en la lista tentativa de la UNESCO para formar parte del Patrimonio de la Humanidad bajo el ingenioso concepto «Archipiélago de la Modernidad».

Antiguo Palacio Paz. (Foto: Luis Picarelli)

Antiguo Palacio Paz. (Foto: Luis Picarelli)

 

La noción de patrimonio cada vez es más amplia. Dejó de circunscribirse a un solo edificio o monumento para abarcar desde conjuntos urbanos, árboles históricos o archivos como los de la CONADEP.

Iglesia de Nuestra Señora del Pilar. (Foto: Diego Eidelman)

Iglesia de Nuestra Señora del Pilar. (Foto: Diego Eidelman)

 

La guía incluye todas las obras porteñas que son consideradas Monumento Histórico y está organizada en diversos capítulos que cubren temáticas sobre Patrimonio Religioso; Urbanismo; Administración Pública, Banca, Finanzas y Comercio; Cultura y Recreación; Asistencia y Organización Social; Deporte, Educación y Salud; Patrimonio Industrial y Vivienda Unifamiliar.

Ateliers para artistas, de Antonio Bonet. (Foto: Luis Picarelli)

Ateliers para artistas, de Antonio Bonet. (Foto: Luis Picarelli)

De convento de monjas abandonado a sede para expo de diseño y complejo residencial

Tal como resaltó Anchorena en la presentación, además de las fotos exteriores hay imágenes de interiores que son poco conocidas y muchas veces de difícil acceso al público. Así, hojeando sus páginas, aparecen fotos que son perlitas.

Antiguo Palacio Fernández Anchorena. (Foto: Luis Picarelli)

Antiguo Palacio Fernández Anchorena. (Foto: Luis Picarelli)

 

Por ejemplo está la Sala de Representantes, en la Manzana de la Luces (Perú 272) las imponentes bibliotecas del Colegio Nacional de Buenos Aires (Bolivar 263) y del Palacio Sarmiento (Pasaje Pizzurno 935); el claustro interior de la Iglesia de San Juan Bautista (Alsina y Piedras); el escheriano juego de escaleras del Colegio San José (Bartolomé Mitre, Azcuénaga, Perón y Larrea); el hierático patio cubierto con grandes columnas corintias y estatuas clásicas del Palacio de Justicia (Talcahuano 550) donde probablemente recordemos escenas del film «El secreto de sus ojos».

Biblioteca del Colegio Nacional de Buenos Aires. (Foto: Diego Eidelman)

Biblioteca del Colegio Nacional de Buenos Aires. (Foto: Diego Eidelman)

 

También hay interiores como la gigantesca bóveda del Banco de la Nación (Rivadavia 325); el hall de acceso ovalado del Antiguo Palacio Fernández Anchorena, hoy la Nunciatura Apostólica (Avenida Alvear 1605); y los dorados y oníricos salones del Palacio Ortiz Basualdo (Cerrito 1399).

Club Español. (Foto: Diego Eidelman)

Club Español. (Foto: Diego Eidelman)

 

Pero también la guía incluye capítulos dedicados al Patrimonio Funerario, a los Árboles Históricos y a Archivos de Derechos Humanos.

Entre los primeros se destacan los portales del Cementerio de Flores, de la Recoleta y de la Chacarita y las bóvedas de diversos próceres de la Argentina a uno y otro lado del espectro político. Entre los árboles memorables figuran ejemplares como la magnolia de Avellaneda en el Parque Tres de Febrero o el Aguaribay de Perito Moreno, en el Instituto Bernasconi.

Portal del cementerio de la Chacarita, de Juan A. Buschiazzo. (Foto: Sergio López Martínez)

Portal del cementerio de la Chacarita, de Juan A. Buschiazzo. (Foto: Sergio López Martínez)

 

También integra estas páginas el Automóvil «Justicialista», los Archivos de la CONADEP y sitios como el Espacio de Memoria y Derechos Humanos de la ESMA y los tristemente famosos centros clandestinos de detención Automotores Orletti, Club Atlético, El Olimpo y Virrey Cevallos.

El Automóvil "Justicialista". (Foto: Francisco Pignataro)

El Automóvil «Justicialista». (Foto: Francisco Pignataro)

 

La tapa de la guía lleva una foto «a medio vuelo» de la zona de las diagonales del centro porteño. En el primer plano, el característico remate de Antiguo Banco de Boston; un poco más atrás, las líneas decó del Edificio La Equitativa del Plata. Y al fondo emerge, la torre -con cupulín y reloj- del Palacio de la Legislatura.

Tapa de la guía de Monumentos Históricos Nacionales de la República Argentina, dedicada a la Ciudad de Buenos Aires.

Tapa de la guía de Monumentos Históricos Nacionales de la República Argentina, dedicada a la Ciudad de Buenos Aires.

El reloj de Caparrós

Días pasados, en su Salón Dorado, el escritor y periodista Martín Caparrós recibió el título de «Ciudadano Ilustre». Cuando se subió al estrado recordó el reloj de la Legislatura, al que estaba atento en sus años de adolescencia cuando cursaba la secundaria en el Nacional Buenos Aires, a tan solo un par de cuadras.

Martín Caparrós: "La envidia es decisiva para escribir"

Era el que marcaba el advenimiento del fin de la jornada. A Caparrós lo conozco de esa época. Compartí con él la pasión por el rugby. Y debo confesar que, a pesar de su casi exagerada altura, fue uno de mis mejores medio-scrum. En el estrado, sin los cortos, pero como siempre buscando un pase mágico dijo: «Jah, y ahora la torre del reloj debe estar acá arriba de nosotros».

Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires. (Foto: Diego Eidelman)

Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires. (Foto: Diego Eidelman)

Reloj de la Legislatura porteña. (Foto: Gerardo Dell'Oro)

Reloj de la Legislatura porteña. (Foto: Gerardo Dell’Oro)

Yo estaba en el Salón. La frase me disparó el recuerdo de otro ilustre, para quien la torre de la Legislatura también fue significativa. El arquitecto Justo Solsona, autor de la ex ATC (ahora Televisión Pública), del Banco Ciudad de la calle Florida y del «Rulero», de la 9 de Julio y el Bajo, cuenta que decidió estudiar arquitectura cuando pasaba de la mano de su padre por la vereda de enfrente de este edificio y quedaba impresionado por su belleza, la de su cuerpo triangular, la de la torreta, el reloj y su cúpula.

Estas pequeñas historias de la vida cotidiana, estas puntuaciones en nuestra memoria, son también algunos de los valores que aporta el patrimonio. Y, sin duda, este libro puede ser una buena guía para recorrerlo, redescubrirlo y, frente al aluvión de nuevos paradigmas, ayudarnos a entenderlo.

 

 

Por : Berto González Montaner

Fuente: Clarín