Verónica Gabriela Meo Laos

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Lectura en cuarentena. Reseña del libro de Marta Campomar

 

Hoy, prácticamente, todos somos exiliados. “El exilio era sustancialmente  un despojo profundo de la auténtica personalidad arraigada a símbolos, palabras y gestos propios”. ¿Qué es el exilio sino el haber sido despojados de las creencias que nos cobijan y dan sentido? La nuestra es una época de grandes desplazamientos humanos: viajeros y desterrados circulan por el globo, mientras unos lo hacen en busca de emociones nuevas, aventuras y selfies, otros deben huir  procurando tierra firme o tras el anhelo de  un nuevo  hogar que pueda reemplazar al que les ha sido arrebatado.

 

La cita textual que abre esta reseña pertenece al libro de Marta Campomar: Ortega y Gasset. Luces y sombras del exilio argentino (Biblioteca Nueva, 2016), una obra ineludible en estas épocas de confinamiento obligatorio. Sus páginas son una aproximación profunda al desasosiego y a las contradicciones que provocan el alejamiento forzoso del terruño.

 

¿Pueden el exilio y la cuarentena tener algo en común? Quizás la sensación de despojo de la que Campomar habla sintetice la emoción del confinamiento. Es que el haber sido conminados de un momento a otro a abandonar nuestros hábitos, esos que nos permiten automatizar conductas para  destinar más tiempo y energía a experimentar e inventar, también es una forma explícita de haber sido despojados de los símbolos que configuran nuestros espacios y nuestra realidad.

 

Por las páginas de Ortega y Gasset. Luces y sombras del exilio argentino desfila una caravana de seres entrañables que, como recortándose entre la niebla, regresan del olvido para mostrar la amargura del desarraigo. Artistas, científicos, intelectuales huyen de su España en 1936, prácticamente con lo puesto y con sus ideas a cuestas para venir a una Argentina que no siempre los recibió con los brazos abiertos. “Dejando de lado lo emotivo, la fantasía humana del foráneo  -escribe Campomar-  hay que tomar en cuenta que el exilio formó parte de un acontecimiento histórico complicado”. Así, a los exiliados del 36  se sumaron los del 39, los de la posguerra, el éxodo intelectual del 56 y del 68 y  la del exilio interior o clandestino marginal de los que se conjuraron contra la dictadura para hacerla desaparecer.

 

En la incertidumbre también hay belleza por eso el libro de Campomar es muy bello porque expone con la palabra justa la complejidad de la naturaleza humana. Luces y sombras del exilio argentino es un texto académico pero alejado de la frialdad del género. En lugar de poner delante el objeto de conocimiento, lo que prevalece es el sujeto de conoce:  personas de carne y hueso que viven, sufren, tienen sueños y mueren con los dientes apretados y la mirada al otro lado del océano. A muchos de ellos la historia los borró de un plumazo porque se quedaron del lado equivocado de las ideasmientras que otros, simplemente, fueron sepultados por el olvido.

 

Es probable que ese período aún hoy día tenga mucho para decirnos. Si es así, este libro es un gran oportunidad para escuchar sus relatos.