Por: Marcelo Díaz Buschiazzo

diazmarcelo@hotmail.com


Introducción.

La zona del “Real de San Carlos” debe su nombre al campamento militar creado por el general Pedro de Cevallos en 1761 en honor al Rey Carlos III de España, durante el cuarto sitio a Colonia del Sacramento. Fue diseñado por el ingeniero militar Antonio Aymerich. El mismo sirvió de cuartel general a las fuerzas españolas y poseía varias instalaciones, entre ellas una capilla (Iglesia de San Benito), alojamiento de oficiales y tropa, ranchos para los soldados casados, corrales para el ganado, hornos de amasar pan y bizcocho, guardias defensivas e inclusive una horca.

Real de San Carlos, 1761. Museo Ultramarino de Lisboa.

 

Más tarde varias familias se fueron instalando en las cercanías del “Real” a pesar de los intensos conflictos  militares, y una vez estabilizada la situación política en el país, la zona alcanzó un importante grado de desarrollo complementado por importantes emprendimientos comerciales y empresariales.

Se destacó el impulsado por el norteamericano Benjamín Dyer Manton, quien instaló la Compañía de Energía Eléctrica y el teléfono en la década de 1890, así como viñedos, bodega y un importante establecimiento ganadero. El Real de San Carlos se constituyó en un pujante barrio y comenzaron a gestarse planes de inversión para la zona.

Fue en diciembre de 1908 que el empresario argentino Nicolás Mihanovich (h) decidió desarrollar un emprendimiento turístico compuesto por una Plaza de Toros, Hotel Casino, Frontón Euskaro y terminal portuaria, orientado particularmente en atraer al público argentino.

El sueño del Real de San Carlos como una atracción de primer nivel en el Río de la Plata comenzó a ser realidad con la construcción de la Plaza de Toros, y el 9 de enero de 1910 los toreros españoles Ricardo Torres Reina y su hermano Manuel, inauguraron la imponente construcción.

El complejo turístico de Mihanovich contó con grandes atracciones de excelente calidad, donde afamados artistas, deportistas campeones mundiales y aviadores de reconocimiento internacional entre otros, hicieron de sus presentaciones el deleite de miles de espectadores. El funcionamiento del Hotel Casino brindó la posibilidad de hospedar a los turistas los cuales llegaban en vapores desde Buenos Aires a visitar la “Niza del Plata”.

El sueño de Mihanovich comenzó a ser realidad  hasta que en 1912, el Presidente de la República, Dr. José Batlle y Ordoñez, decretó el fin de las corridas de toros en Uruguay.

Como se dice en el ambiente taurino, “la suerte estaba echada”.

 

 

EL COMPLEJO TURÍSTICO DEL REAL DE SAN CARLOS.

El empresario argentino Nicolás Santiago Mihanovich  nació en 1878, hijo del matrimonio entre el empresario naviero croata Nikola Mihanović Sangaletti y la señora Catalina Balestra y Mazza.

Nicolás Mihanovich (h)

 

Para llevar adelante el emprendimiento turístico creó la empresa “Establecimientos Real de San Carlos Sociedad Anónima”, siendo aprobado el proyecto por Decreto del Poder Ejecutivo de Uruguay el 28 de mayo 1909.

Se dispuso de un capital de un millón y medio de pesos oro, dividido en tres series de cincuenta mil acciones, A, B y C, de diez mil pesos oro cada una. El mayor inversor resultó ser Nikola Mihanović (padre) con diez mil acciones, seguido del empresario Bernardo Etchehoun con siete mil, quien estaba vinculado comercialmente con el Banco francés Supervielle, Nicolás Mihanovich (hijo) y Luis Urrutia con cinco 5 mil acciones cada uno.

El mayor capital de la empresa fue aportado por Nikola Mihanović, mientras que Bernardo Etchehoun, Emilio Bianchi de Cárcano, Carlos Tornquist, Bernardo Meyer Pellegrini y la Empresa Francisco Méndez & Cía. también invirtieron fuertes capitales.

El Sr. Juan Manuel Caballero fue el Administrador General de la sociedad y el encargado de representar al Sr. Mihanovich ante la Junta Económica Administrativa del Dpto. de Colonia.

Acciones del Establecimientos Real de San Carlos

Acciones del Establecimientos Real de San Carlos

 

Dentro del plan inversor se destinaría más de un millón y medio de dólares de la época para realizar la Plaza de Toros, Frontón Euskaro, Hotel Casino, muelle, caminería, tendido ferroviario, Usina eléctrica y Casa de baños. También en el proyecto original se establecía la realización de una montaña rusa, tobogán, field de juegos atléticos, comisaría, aero carril y polígono de tiro a la paloma.

Desde 1891 las corridas de toros fueron prohibidas en Buenos Aires, por lo que el público porteño era un potencial mercado para concurrir a este espectáculo en Colonia del Sacramento.

Mientras se realizaban los trámites correspondientes ante el estado uruguayo, los empresarios e inversionistas contrataron al equipo de arquitectos e ingenieros de la obra, quienes avanzaron en los planos de los proyectos edilicios y urbanísticos.  En julio de 1909 comenzó el acopio de materiales para la construcción del emprendimiento, los cuales fueron transportados en barcazas desde Buenos Aires, así como los obreros para la obra. En seis meses se construyó el símbolo más importante de la empresa, la Plaza de Toros del Real de San Carlos.

 

LA PLAZA DE TOROS DEL REAL DE SAN CARLOS

El proyecto de arquitectura lo realizó el equipo del croata Josip Markovich y sus socios, los ingenieros Juan Dupuy y Dobranick de Buenos Aires.

La idea fue la de realizar una Plaza de Toros de estilo neomudéjar, desarrollado en España a partir del siglo XII, y que incluyera características de las corrientes artísticas cristianas (románicas, góticas y renacentistas) y musulmanas, principalmente en la utilización del “foco toresano”, decoración mural basada en arcos de gran longitud y puertas islamizadas.

Las dimensiones del edificio son de 100 mts de diámetro, y el “coso taurino” cuenta con un ruedo de arena de 50 mts. Tiene una capacidad para 8 mil personas sentadas en 20 gradas concéntricas, conocidas como “tendidos”, y una grada techada a manera de palco, donde se podía aumentar la capacidad en 2 mil personas más. Además, contaba con una capilla con la imagen de la Virgen de Nuestra Señora del Carmen, pieza traída desde Buenos Aires y que actualmente se expone en el Museo Municipal, restaurante, teatro, gimnasio, tiro al blanco, enfermería, sala de toreros y servicios higiénicos. El recinto disponía de un gran patio de caballos, corrales y doce chiqueros para el encierro de los toros de lidia.
La puerta principal de la plaza mide 22 metros de altura y se orienta al oeste hacia la Avda. Nicolás Mihanovich.

Mientras se realizaba el ruedo, en lo alto de la puerta principal de la Plaza de Toros del Real de San Carlos, se colocaba la bandera del “Establecimiento Real de San Carlos”, la cual era blanca con tres franjas horizontales azules.

Plaza de Toros del Real de San Carlos

 

Se utilizó una cantidad cercana a 600 mil kilos en hierro para la estructura de la plaza. El autor del plano y de la construcción de la estructura metálica fue el ingeniero Gastón Duquenoy, siendo toda la estructura de origen alemán, de las industrias Krupp, Peiner Walzwerk y Roechling, acorde a la investigación realizada por el arquitecto Jorge Assandri.

La construcción del ensamblaje del armazón metálico de la plaza lo realizó la firma argentina de J. Franco y Cía.

Los ladrillos fueron realizados en el horno de la firma de Edmund Naeder, ubicado en la Playa La Arenisca, del cual aún hoy se conservan restos, y asociado en 1910 con Paullier para realizar baldosas de cemento.

La empresa constructora de la Plaza de Toros y del Hotel Casino del Real de San Carlos fue la de los ingenieros constructores Bonneu Ibero, Parodi y Figini, y la ejecución de la obra de saneamiento estuvo a cargo de la empresa Gilbert y Costa.

La concesión de la Plaza de Toros fue a cuenta de los empresarios Arturo Pereira Y Juan Malet, siendo el administrador general Don Juan Manuel Caballero.

Nicolás Mihanovich (h) se radicó en la residencia que perteneció a Benjamín Manton, lindera a la Iglesia de San Benito, y Juan Manuel Caballero en la casona donde hoy funcionan los Talleres San Benito.

 

El famoso matador Ricardo Torres “Bombita” en una entrevista brindada a la prensa porteña “La Noche” el 3 de enero de 1910, dijo sobre la Plaza de Toros del Real de San Carlos: “Una vez terminada, esta plaza será la mejor del mundo, tanto por su construcción como por su tamaño y distribución. Veo que aquí se han hecho las cosas sin reparar en gastos. Cuando regrese a España les diré que si quieren saber lo que es una plaza de toros, que vengan al Real de San Carlos”.

 

LA CORRIDA INAUGURAL

El domingo 9 de enero de 1910, a las 1615 hs, los matadores españoles Ricardo Torres “Bombita”, Manuel Torres “Bombita Chico”, el sobresaliente de espada José Moyano y cinco integrantes de la cuadrilla ingresaron a la Capilla de la Plaza de Toros del Real de San Carlos. Frente a la imagen de Nuestra Señora del Carmen los toreros principales se arrodillaron para encomendarse bajo su protección antes de la lidia. La capilla se encontraba en el patio de cuadrillas, cercana a la puerta por donde salían a la plaza los toreros y sus cuadrillas durante el paseo inicial.

Toreros en la Capilla y Virgen del Carmen

 

A las 1630 hs, el Presidente del Jurado de la Plaza de Toros del Real de San Carlos, Intendente Felipe Suarez, autorizó con un pañuelo rojo el inicio de la corrida inaugural.  El pañuelo rojo, al contrario del que se utiliza en todas las plazas de toros del mundo que era blanco, reflejaba el momento político que se vivía en el país. Suárez impuesto como Intendente por el Presidente de la República Dr. Claudio Williman, era de filiación colorada, e incluso en esos momentos se combatía un nuevo levantamiento revolucionario blanco.

Al toque de clarín seguido por un timbal, se anunció a los 8.000 espectadores presentes en la plaza de toros que se daba inicio a la corrida inaugural. Encabezando el paseo venían los dos Alguaciles de la plaza montados a caballos, ellos recibieron de manos del Presidente del Jurado las llaves de la Puerta de Toriles, dando así comienzo la jornada taurina de manera oficial. Los acordes del pasodoble torero “La Giralda” resonó por las graderías y palcos; Esta composición fue escrita por el maestro español Eduardo López Juarranz, y es reconocida como una de las melodías más ricas en cuanto a su métrica, ritmo y melodía, y por ello es considerada como “obra maestra” dentro del género taurino. Se estrenó en 1889 en la Exposición Universal de París con gran éxito.

Ricardo Torres Reina Bombita

 

Inmediatamente de los Alguaciles ingresaron los matadores, Ricardo Torres “Bombita” a la izquierda, lugar de privilegio para el torero más importante y Manuel Torres “Bombita Chico” a su derecha.

Detrás del principal torero formó el primer espada José Moyano y los banderilleros, luego los picadores a caballo y por último el personal ayudante de la cuadrilla conocido como monosabios. El cortejo detuvo su paseo frente al palco de las autoridades y los toreros saludaron con su montera (gorro) al público presente.

De inmediato se dispuso todo para el comienzo de la lidia, retornando los picadores al patio de cuadrillas hasta que le fue ordenado por el jurado su ingreso, orden dada con las señas de pañuelos y los toques de clarín y timbal.

La expectativa fue creciendo hasta que la atención se centró en la puerta de toriles, que es la central del ruedo, flanqueada por la puerta de cuadrillas a su izquierda y la de arrastre a su derecha.  Ante el bullicio de las ocho mil almas, ingresó dando bufidos un imponente toro color negro zaíno, llevando los colores verde y blanco en su lomo, pertenecientes a la divisa de la prestigiosa ganadería española de Juan González Nandín.

Los toreros lucían sus brillantes trajes de luces, Bombita vestía traje azul celeste y oro con corbata y capote blancos, mientras que Bombita Chico vestía de blanco y oro con corbata y capote azul.

En la lidia la faena se divide en tercios, y ellos son autorizados por el Presidente del Jurado.

El primer tercio es el “Tercio de Varas”, donde ingresan al coso taurino (ruedo) los picadores a caballo y enfrentan al toro con sus picas (especie de lanza). Este tercio se complementa con la suerte de capote, donde el torero principal prueba las destrezas del toro. El capote es una capa rosada y amarilla que obliga al animal a reaccionar a los “pases” del torero que estudia la reacción del toro. También se lo conoce a este acto como tercio de quites.

En la jornada inaugural, al primer toro lo picó Santa Clara y luego tomó la pica Chamorro.

El segundo tercio es el “Tercio de Banderillas”, donde los banderilleros clavan a los toros en su lomo unos pequeños arpones (rehiletes); la forma en que lo realizan no es casual, sino que deben de enfrentar al toro por ambos lados de sus pitones, mientras que el torero observa la reacción del toro, en un permanente estudio de la situación.

En esta suerte colocaron banderillas Antonio Bravo “Barquero” y Enrique Álvarez “Morenito”.

Plaza de Toros del Real de San Carlos c.1955

 

Por último, se dio paso al “Tercio de Muerte”, donde el matador toma su muleta (capa roja), saluda al público con su montera (gorra) y brinda la faena, arrojando la montera hacia atrás. Como en el mundo taurino hay muchas supersticiones, si la montera cae boca abajo es un buen presagio de una tarde sin inconvenientes, de lo contrario, si cae boca hacia arriba la faena puede traer aparejada graves accidentes. La acción del torear en este tercio se llama “suerte de muletas”.

Ricardo Torres “Bombita” deleitó al público con su extraordinaria faena, y en el momento de matar al toro, emparejó las manos del animal, y con un leve movimiento de su muleta le hizo bajar su cabeza y le asestó una estocada algo caída. Esta suerte fue simulada, ya que la ley en Uruguay no permitía la muerte del toro, siendo así que “nunca se mataron toros en la Plaza del Real de San Carlos”, solo se realizaba la “muerte civil del animal”, que era señalar con un estoque o banderilla con un pequeño arpón de hierro el lugar donde hubiese ingresado el estoque de muerte.

Luego de finalizada la primera corrida, el toro regresó a los chiqueros (corrales) y luego de terminada la corrida se condujo la ganadería a la dehesa de Don Martiniano Funes. La cuadrilla de arrastre, se activaba en caso de resultar algún caballo herido o muerto, donde se lo conducía por la puerta de arrastre para la atención veterinaria.

El matador fue ovacionado por la multitud, continuando la corrida, que en un número de 7 toros bravos de González Nandín fueron los que se corrieron en esa jornada inaugural.

 

El Jurado.

El Presidente del Jurado era la máxima autoridad de la plaza de toros, encargado de dar inicio a la lidia, ordenar los cambios de tercio, mandar retirar a un toro si era manso, multar a los toreros o al personal de cuadrillas por incumplir las órdenes de éste, etc. Tenía mucho prestigio y sus decisiones debían de ser respetadas.

En todas las plazas de toros del mundo, los jurados señalan con pañuelos de colores a manera de códigos las acciones que se deben de tomar durante la corrida.

Es así que el pañuelo blanco se utiliza para dar el comienzo oficial de la corrida, para dar ingreso a los toros a la plaza, los cambios de tercios, avisos generales y la adjudicación de trofeos (orejas y rabo).

Por razones políticas el Intendente Felipe Suárez utilizó un pañuelo rojo (color de su filiación política, el Partido Colorado) en vez del blanco reglamentario, recordando que en ese preciso momento un conflicto armado enfrentaba a las tropas del gobierno con las fuerzas revolucionarias nacionalistas de Basilio Muñoz (h).

Se desarrollaron 32 corridas oficiales, 8 en 1910, 13 en 1911 y 11 en 1912, y durante toda la primera temporada de 1910, el presidente del jurado siempre fue el Intendente de Colonia, don Felipe Suárez.

 

BIBLOGRAFÍA

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Rivero, Sebastián. El Real de San Carlos, desde la época colonial hasta el complejo turístico. Ediciones Torre del Vigía, Montevideo, 2019.

Echinope Arce, Carlos. Conferencia emitida el 7 de diciembre de 1997, Programa “Deportísimo Siglo XXI”, CX 42 Emisora Ciudad de Montevideo.

Olveira Ramos, Armando. Crónicas Migrantes. De amores y desamores, de memorias y olvidos. www.armandolveira.blogspot.com

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