por Verónica Meo Laos
veronica.meolaos@revistahabitat.com
“Hacer que lo que se aprende en la escuela sea significativo para la vida”
Judith Rasnosky es licenciada en Sociología especialista en Comunicación y Educación. Desde 1995 trabaja como autora y editora de textos escolares en el área de Ciencias Sociales para diversas editoriales, como Santillana y Puerto de Palos. En la actualidad, es la gerenta editorial en Estraday desde allí dirige un equipo de editores y diseñadores que cada año elaboran nuevas propuestas de libros de texto y literatura para el aula.
Parte su política editorial es elaborar textos que sean el resultado de una obra de cooperación colectiva donde participan profesionales de diversas disciplinas, entre ellos, autores, correctores, ilustradores, cartógrafos y fotógrafos. Pero que, al mismo tiempo, la bibliografía para el aula contribuya a acercar a los chicos al mundo real a través de relatos que puedan sentir cercanos porque son historias de la vida real donde los protagonistas son gente común como ellos que vive, lucha y participa en sus comunidades.
De esta manera, la movilización que protagonizó un grupo de vecinos en Dolores, Buenos Aires, en 2012, para evitar que fueran talados cien árboles en el Museo Libres del Sur se transformó en una actividad para que los alumnos de cuarto grado debatieran acerca de la pertinencia de construir un museo que pudiera aportar al patrimonio cultural pero que a la vez, iba aperjudicar al medio ambiente. Gracias al artículo: “Tala de árboles en Dolores”, publicado en el Manual Biciencias Estrada de 4to grado, HÁBITAT se puso en contacto con Rasnosky para hacerle una entrevista que transcribimos a continuación.
HÁBITAT: Qué criterio utiliza el equipo editorial para seleccionar los temas que abordan en los manuales escolares.
Judith Rasnosky: Los temas que se desarrollan en los manuales surgen de un interesante trabajo que realizamos los editores a partir de los diseños curriculares de cada materia de acuerdo con cada año escolar y a cada jurisdicción porque, a veces, existen diferencias entre las distintas jurisdicciones del país. Al encarar la producción de un libro, el primer paso es interpretar los contenidos que aparecen en el diseño curricular y “convertirlos en un índice”. Esto es, pensar la secuenciación que esos temas tienen a lo largo de un año escolar según la carga horaria de cada materia. De este modo, cada libro ofrece una propuesta que el docente puede seguir para trabajar con sus alumnos todos los temas indicados por el Ministerio de Educación.
H: Quiénes los deciden y cómo realizan la búsqueda de temas.
J.R.: Una vez que sabemos qué libros vamos a hacer y qué temas incluye cada uno de ellos, trabajamos en la definición de una “maqueta conceptual”. Llamamos así a las características que tendrá nuestro libro en función del procesamiento didáctico de la información. Decidimos cómo va a ser el libro y cómo les va a hablar a chicos y docentes. Qué características tendrán los textos, de qué manera se insertarán las imágenes, dónde pondremos actividades y de qué tipo, qué secciones especiales incluiremos, etc. Luego, diseñamos la “maqueta gráfica”, todo lo relativo al aspecto visual para lograr un libro atractivo y estético.
Una vez que tenemos un primer capítulo armado a partir del trabajo de editores y diseñadores gráficos, ya estamos en condiciones de convocar al resto de los integrantes del equipo: autores, correctores, ilustradores, cartógrafos y fotógrafos. Cada uno de ellos aporta su saber y colabora para que el libro sea realmente una obra colectiva.
La selección de autores merece un párrafo aparte. Ellos son quienes, a pedido de los editores, realizan la investigación sobre cada tema y la redacción del texto original. En general, se trata de personas con formación en los temas que necesitamos desarrollar o en disciplinas específicas de las ciencias naturales, las ciencias sociales, lengua y literatura, matemática, etc. Muchos de ellos son o han sido docentes y a todos les apasiona escribir textos dirigidos a chicos en edad escolar. Muchas veces decimos que el nuestro es un trabajo de “traducción” de los contenidos académicos y disciplinares al conocimiento escolar. Nuestro trabajo consiste básicamente en realizar lo que en el ámbito de las ciencias de la educación se conoce como “transposición didáctica”.
H: Para que los chicos se impliquen, los temas que tratan los libros de texto deben tener un anclaje con lo que le pasa a la gente común, no es así? Cómo es que plantearon ese cambio de mirada tan significativo, o en otras palabras, cómo, cuándo y por qué las políticas editoriales pasaron de los temas del currículum in abstracto a conectarlos con la realidad de la gente y sus lugares.
- R.: Ya hace muchos años, un par de décadas, te diría, que este enfoque está instalado. Al principio, más tímidamente, pero luego fue tomando relevancia. La idea es que el libro, por un lado, aborde contenidos que los chicos tienen que aprender pero, por otro, que los acerquen a contenidos significativos para ellos y que les generen placer por la lectura. Muchas veces decimos que además de los contenidos específicos, los libros, si están bien hechos, enseñan a leer, forman lectores, desarrollan en ellos el gusto por la lectura. Un libro que no tiene buenos textos explicativos, que no atrae desde el diseño o las imágenes, que no les muestra a los chicos que lo que estudian tiene que ver con lo que viven, seguramente será un libro que se dejará de lado.
H.: Qué temas en general abordan?
- R.: Los temas van surgiendo a partir de los contenidos curriculares, como te dije antes. Pero en todos tratamos de que sean situaciones que despierten la curiosidad de los chicos. Si es un problema de matemática, que el contexto de la actividad sea real y cotidiana. En historia, mostramos que conocer lo que sucedió en el pasado puede ayudarnos a entender nuestro presente y a partir de ahí construirlo o modificarlo. En geografía y en ciencias naturales, analizamos las problemáticas ambientales en relación con la sociedad que habita los diferentes lugares y los avances científicos los entendemos también como construcciones humanas que tienen importantes efectos en nuestra vida cotidiana. Tratamos de encontrar ejemplos de la vida cotidiana en diferentes contextos y lugares del país para que los chicos puedan sentirse identificados y relacionar lo que estudian con lo que saben y viven todos los días.
H.: Podrías contarme una anécdota sobre algunos de los temas de pago chico o de barrio que recuerden con mayor emoción.
- R.: No siempre recibimos comentarios sobre los textos que producimos. A partir de nuestra presencia en redes sociales, cada vez más, los docentes, los papás y hasta los chicos (en ese orden) se comunican con nosotros. Pero no es lo más habitual. Esperamos que a partir de este ejemplo que surgió con los vecinos de Dolores, podamos contar con historias relevantes de todas partes del país para contar en nuestros libros.
H.: Qué resonancias han observado en los chicos una vez que discutieron y plantearon sus posturas acerca de los temas abordados en los manuales.
- R.: La tarea de los editores, lamentablemente, termina cuando el libro se va a la imprenta. A veces, realizamos investigaciones y observamos algunas clases. A los chicos, como a los grandes, les gusta que les cuenten historias, anécdotas. Y todos tenemos historias para contar. Yo estoy convencida de que solo se trata de estar atentos a que estas historias aparezcan y darles la importancia que se merecen para entrar en el aula, inspirar a chicos y docentes, y hacer que lo que se aprende en la escuela sea significativo para la vida.