por Verónica Meo Laos
Entrevista a Diana Wechsler*, Directora artístico- académica del BIENALSUR
La historiadora del arte Diana Wechsler tiene una amplia trayectoria en el campo del arte y la cultura. Es investigadora principal del CONICET, comisaria de exposiciones, crítica de arte y directora del área de arte y cultura, del Instituto de investigaciones «Dr. Norberto Griffa» de la Universidad Nacional de Tres de Febrero. Directora de la Maestría en Curaduría en Artes Visuales y del Doctorado en Teoría comparada de las artes en la misma universidad de Argentina. Colabora como profesor invitado con otras universidades del país y del exterior.Entre otros premios, en 2004 fue distinguida por su labor de investigación por el Senado de la Nación Argentina, en 2014 recibió el Diploma al Mérito de los Premios Konex en la disciplina «Ensayo de Arte» y, en 2018, la república Francesa la nombró Chevalier de l’Ordre des Palmes Académiques.
Además es la Directora artístico-académica de BIENALSUR. A propósito de ello, Wechsler dialoga con Habitat sobre su trayectoria profesional y, a través de ella, es posible vislumbrar cómo el arte y la gestión tienden puentes entre lo global y lo local, hibridan culturas y diluyen fronteras.
Habitat: – Hablemos de tu trabajo de Directora artística de MUNTREF.
Diana Wechsler: – Muntref es el Museo de la Universidad Nacional de Tres de Febrero, una universidad pública del cono urbano bonaerense que, fundada en 1998, decidió en medio de la crisis de 2002 inaugurar una sala de arte que rápidamente asumió el compromiso de ser no sólo espacio de exhibición sino también de ir constituyendo una colección , por eso es «museo», ya que reúne ambas acciones. Pero lo que a Aníbal Jozami, rector de UNTREF y fundador de MUNTREF lo motivó a crear este espacio fue la idea de establecer una zona de pasaje entre la comunidad y la universidad, un puente que invitara a ingresar desde el arte al espacio universitario y contribuir a desarrollar otros hábitos de consumo cultural.
H: – ¿Cómo y cuándo empezaste tu trabajo allí?
D.W.: – Andando el tiempo, en 2007 fui invitada como curadora -investigadora a llevar a cabo una exposición homenaje a Carlos Gorriarena artista que acabada de morir y con quien Jozami había estado pensando en hacer una muestra para ese año. Por otro lado, lo que motivó a que me invitara a curar esa expo fue que entre 2003 y 2005 trabajé con Gorriarena, su archivo, sus obras actuales e históricas, su catálogo completo y sus «intimidades» en términos de técnicas, elecciones, sus cuadernos de apuntes visuales, recortes de fotos, bocetos, dibujos eróticos, sus obsesiones y sus referentes. En 2005 publicamos un libro que reunió toda su trayectoria además de que ensayé allí un formato que activaba la lógica del libro desde los modos de lectura que venían alterándose ante la emergencia de las lecturas en la web, los hipervínculos, el ir de un sitio a otro, etc.
Fue realmente un desafío, a pocos meses de su muerte, hacer esta expo. Elegí como hipótesis de trabajo mostrar la forma en que fue desarrollando su iconografía, cómo las imágenes de los medios gráficos, sus intervenciones, su mirada estético-política, la elección de los materiales y su vocación de intervenir desde la pintura en los debates contemporáneos se podían ver en una exposición. La muestra fue muy exitosa e inclusive viajó al Museo Franklin Rawson de San Juan donde volvimos a montarla con algunos ajustes para el público de aquella ciudad. En 2008 volví a trabajar en MUNTREF llevando a cabo un proyecto con la colección que reúne el Museo Benito Quinquela Martín. Quinquela, entre Fader y Berni, fue el título del proyecto que mostró por primera vez un Quinquela diferente: puse el acento en su carácter moderno, de operador cultural y consciente en la construcción de una colección «moderna» en términos de su tiempo, ligada a las figuraciones de nuevo cuño pero con una clara restricción frente a lo abstracto dado el sentido social que él asignó a su emprendimiento y su concepción artística.
A partir de estas dos experiencias, Jozami me invitó a pensar el área de Arte y Cultura de la UINTREF y a diseñar una maestría. 2009 fue un año de mucho trabajo entre investigar sobre otros posgrados vigentes en otras universidades del mundo, definir un perfil preciso para el que implementáramos, cotejar perspectivas con colegas, y buscar articulaciones con el MUNTREF y con las carreras de grado de la universidad, además de pensar en posibles articulaciones con la escena artística en general.
2010 fue el año de iniciación de la Maestría en Curaduría y a la vez el de mi ingreso con el proyecto «Cruce de Miradas» con el que establecimos un convenio con la Fundación Picasso de Málaga por el cual se produjo una muestra de Picasso, bajo el título «La mirada del deseo» con más de 80 obras de la colección malagueña que mostró un Picasso desde 1905 hasta los años ’60 a partir de esa singular mirada deseante. Como contrapartida, en el Fundación Picasso de Málaga mostramos Berni la mirada intensa, en donde reunimos más de 80 obras de Antonio Berni y presentamos ante el público español (primero en Málaga y luego en las salas de la Real Academia de San Fernando de Madrid) la potencia y diversidad del trabajo de Berni.
H.: En todos esos años, ¿Cómo fue cambiando tu perfil dentro de la Universidad de Tres de Febrero y del Museo, en particular?
- W.: Desde 2010, de curadora invitada, fui pasando a asesora y luego a subdirectora de investigación y curaduría lo que actualmente se redefinió como directora artística de MUNTREF. Más allá de los «titulos» las funciones fueron construyéndose en el proceso de diseño y crecimiento de MUNTREF, un trabajo que fuimos haciendo con Jozami en estos últimos 10 años. En ese lapso pusimos a un «museo universitario» en el circuito de los museos nacionales e internacionales pero lo que es más importante: construimos un espacio para la circulación de distintos públicos, diferentes propuestas artísticas y para el acceso de públicos variados a proyectos que forman parte de líneas de investigación del área de arte y cultura con lo cual seguimos profundizando el lema de «arte para todos» acuñado en tiempos de la expo de Picasso y de curaduría de investigación llevando hipótesis de trabajo y problemas de investigación al gran público. Esto supone una permanente tarea de articulación entre las investigaciones en curso, el trabajo del archivo, los proyectos colectivos no sólo de grupos de la universidad sino también esos que llevamos a cabo en colaboración con otros museos, otras universidades, otros investigadores de distintas partes del mundo.
H.: – Hablemos del Museo de la Inmigración. ¿Cómo surgió la idea y cómo llegaron a concretarla?
- W.: – El museo de la Inmigración surgió cuando, después de la experiencia BOLTANSKI Buenos Aires, en 2012, y al descubrir que con ese proyecto habíamos restituido un sitio de memoria como es el Hotel de Inmigrantes, a la memoria contemporánea, la UNTREF gestionó un acuerdo con la Dirección Nacional de Migraciones para hacerse cargo del tercer piso del histórico edificio, restaurarlo y desarrollar el Museo de la inmigración y el Centro de arte contemporáneo para la diversidad cultural. En ese proceso doble: de restauración patrimonial y de memoria y de desarrollo de un museo y archivo de la inmigración más un centro de arte contemporáneo dedicado a la diversidad cultural, nos encontramos embarcados desde 2013. Desde entonces llevamos adelante numerosos proyectos con artistas y curadores-investigadores nacionales y del exterior, así como establecimos alianzas con el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid, con el Jeu de Paume de París, con la Akademie der Künste de Berlín, entre otros.
H.: – La muestra de Boltanski en Buenos Aires, Flying Books fue memorable.
D.W.: – En cuanto a Flying Books, ese proyecto formó parte del proyecto Boltanski Buenos Aires, una curaduría multipolar que estableció un circuito inusual que unía con las intervenciones del artista francés la sede de MUNTREF en el campus de Caseros I de UNTREF, en la provincia de Buenos Aires, con la instalación Archivos del Corazón, en Tecnopolis, también en provincia de Buenos Aires, con el Hotel de inmigrantes, a través de la intervención Migrantes y con la sala de lectura central de la antigua sede de la Biblioteca Nacional en la calle México donde se instalaron los Flying books, los libros voladores, instalación de Boltanski en homenaje a Borges.
H: Y respecto de BIENALSUR. ¿Se propuso crear una red global contrahegemónica a la circulación de arte / experiencias artísticas?
D.W.: – BIENALSUR es la Bienal Internacional de Arte Contemporáneo del Sur. El Sur pensado como lugar de pensamiento contra hegemónico más que como un punto cardinal que nos oriente convencionalmente en el mapa. BIENALSUR empezó en 2015 con las reuniones Sur Global, plataforma de pensamiento para el arte y la cultura contemporáneos. Su primera edición se llevó a cabo en el 2017, donde más de 300 artistas y curadores participaron de propuestas artísticas en los cinco continentes. La segunda edición de BIENALSUR se realizó entre mayo y noviembre de 2019 y se expandió en 112 sedes de 47 ciudades de 21 países. Organizada por la UNTREF (Universidad Nacional de Tres de Febrero) –universidad pública argentina- tiene a su rector Aníbal Jozami como director general y a la directora del Área de Arte y Cultura y a mí como la directora artístico-académica. Construimos una red de universidades y de instituciones asociadas con las que trabajamos colaborativamente y pensamos las maneras en que en cada contexto vale la pena intervenir desde proyectos artísticos específicos. Por eso decimos siempre que trabajamos en la tensión entre lo local y lo global.
BIENALSUR busca conectar en simultáneo al público de los cinco continentes. En 2019 más de 800 artistas y curadores participaron de esta plataforma y se espera superar ese número en 2021. Las exposiciones se realizan en diferentes museos, centros culturales, edificios y zonas emblemáticas del espacio público con el propósito de generar una red global de colaboración asociativa institucional que elimine distancias y fronteras, y que reivindique la singularidad en la diversidad. Inédita en su metodología, BIENALSUR incluye obras y proyectos que son el resultado de convocatorias internacionales abiertas. La idea de este amplio llamado es invitar a artistas y curadores a pensar propuestas específicas e inéditas, más allá de un tema que los condicione, siguiendo sus propias búsquedas.En la segunda convocatoria se recibieron 5025 propuestas procedentes de 76 países. La selección estuvo a cargo de un Consejo Internacional de Curaduría, conformado por prestigiosos profesionales de distintos orígenes.
H.: – ¿Cuál es el criterio de selección de las obras y los artistas?
D.W.: – El criterio de selección de los proyectos ha sido nuevamente la calidad de cada envío –tanto en términos conceptuales como estéticos-. La convocatoria es totalmente libre, sin un tema preestablecido para identificar las agendas activas en cada sitio. A partir del análisis de los proyectos recibidos el Consejo de Curaduría establece los ejes de cada edición de BIENALSUR. Con una cartografía propia, un territorio y recorrido específicos, BIENALSUR se abre a un Sur expandido casi a escala planetaria que reúne artistas y curadores de los cinco continentes. El mapa tiene como KM 0 al MUNTREF (el Museo de la Inmigración y Centro de Arte Contemporáneo de la UNTREF) en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina y en la segunda edición llegó hasta el KM 18.370 en Tokio, Japón. Con la organización de la plataforma a partir de kilómetros contados arbitrariamente, discutimos las convencionales formas de reconocer el territorio, saltamos fronteras nacionales y regionales y a su vez horizontalizamos las maneras de identificar las instituciones y espacios.
H.: – En pocas palabras, ¿Cómo sintetizás la propuesta de BIENALSUR?
D.W.: – En un mundo tan altamente codificado y jerarquizado, creemos que estos pequeños gestos resultan necesarios para abrir otras vías para seguir pensando.
*Dra. Diana B. Wechsler
Investigadora Principal CONICET
Dir. IIAC – Instituto de Investigaciones en Arte y Cultura
Directora artística MUNTREF
Juncal 1319
CABA – Argentina