Se distingue en el corredor turístico del litoral entrerriano por su combinación perfecta entre ecología y patrimonio arquitectónico. Es llamada “La Histórica” porque fue la primera capital entrerriana y allí nació Justo José de Urquiza quien dejó su huella a través de edificios de gran valor patrimonial
En la mesopotámica provincia de Entre Ríos a orillas del Río Uruguay se ubica la ciudad de Concepción del Uruguay. Este nombre se debe en parte al dogma del catolicismo de la Inmaculada Concepción y, por otra parte, hace referencia al río sobre cuya margen derecha se erige la ciudad. La ciudad no tiene una fecha cierta de fundación ya que, allá por las primeras décadas del s. XVII comenzaron a establecerse algunos jesuitas en la zona. La primer capilla data de 1619 (trasnformándose a posteriori en cementerio). El virrey Vèrtiz en 1783 decretó la fundación de la Villa de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción y creó el Cabildo. En 1810, luego de la creación del Primer Gobierno Patrio, fue una de las ciudades que más rápidamente adhirió a la causa.
En 1814 el Director Supremo Gervasio Posadas decreta a la Villa como Capital de Entre Ríos. En 1826, el General Justo José de Urquiza, nativo de la misma le da el rango de ciudad. Años después, en 1851 en la plaza Francisco Ramírez, el General Urquiza realizó su famoso Pronunciamiento que sería el punto de partida para la reunión de la Convención que redactaría la Constitución Nacional.
Hacia fines del s XIX (c. 1887) llega el trazado ferroviario que la comunicaría con Nogoyá y Paraná. En esa misma época se crea el Puerto que tendría su auge en los inicios de la 2ª década del s XX dada la importancia de su Aduana.
En el siglo XX la ciudad continuó creciendo cultural e industrialmente. Posee diversas instituciones educativas, incluyendo el nivel universitario. Se destaca su Colegio Nacional, que hoy lleva el nombre de su ilustre ciudadano, Gral Urquiza, y que fue el primer colegio laico del país.
El Museo Municipal Delio Panizza, funciona en la casa en la que habitara en su infancia, otro ilustre entrerriano, también nativo de la ciudad, el General Francisco “Pancho” Ramírez.
La Escuela Normal de Mujeres Mariano Moreno, creada en 1873 por Sarmiento y la Basílica de la Inmaculada Concepción, en la que se encuentran los restos del Gral. Urquiza y su esposa, Dolores Costa, son otros de los hitos patrimoniales de la ciudad.
En sus cercanías, está el Palacio San José que fuera la residencia de Urquiza y donde fuera asesinado. Así como la Estancia Santa Cándida, el mayor saladero que poseía el general, y el más importante del país; su nombre es un homenaje a la madre del mismo, Cándida García.
A él se hace referencia a continuación, así como a un interesante emprendimiento que llevaron a cabo dos arquitectas sobre una discoteca.
Dos imperdibles de Concepción del Uruguay: el
palacio Santa Cándida y la disco ecológica Taj
Concepción del Uruguay se distingue en el corredor turístico del litoral entrerriano por su combinación perfecta entre ecología y patrimonio arquitectónico. Es llamada “La Histórica” porque fue la primera capital entrerriana y allí nació Justo José de Urquiza quien dejó su huella a través de edificios de gran valor patrimonial, como su no tan conocido saladero que hoy recibe huéspedes en el exclusivo palacio Santa Cándida. La ciudad tiene unas privilegiadas playas en islas de gran vegetación sobre el Río Uruguay, generando una importante reserva ecológica. Esa conciencia ambiental fue recreada en el diseño de la Disco Taj, recientemente remodelada por las arquitectas Julia Cabral y Carina Amarillo con conceptos ecológicos de construcción circular, enfatizados con intervenciones artísticas.
Palacio Santa Cándida: La figura del más célebre nativo de Concepción del Uruguay, Justo José de Urquiza, militar, estanciero y primer presidente constitucional argentino tiene como testigo de su gran influencia histórica el palacio San José que fue su residencia familiar y hoy uno de los museos más visitados de la provincia de Entre Ríos. Pero no tan conocido es el saladero donde Urquiza hizo construir a mediados del siglo XIX un edificio que luego sus descendientes convirtieron en un palacio de estilo toscano a orillas del Arroyo La China, afluente del río Uruguay, a 9 km de la ciudad. Fue uno de los saladeros más importantes de Sudamérica y en 1977 el edificio fue declarado Monumento Histórico Nacional. En 1981 se convierte en la pionera de las estancias con tranqueras abiertas al turismo, hoy continuando esta actividad con sus señoriales habitaciones, sus salas palaciegas llenas de historia y sus múltiples actividades náuticas y rurales, como cabalgatas y paseos en carro por el campo argentino, o senderismo con guías expertos en la fauna nativa. Y por supuesto es la oportunidad para conocer la historia de este palacio ribereño Santa Cándida, escenario de un pasaje importante de la historia del país.
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TAJ Sky Disco Sustentable: Por las noches se puede vivir una experiencia diferente en Taj, sky pub donde todos sus espacios incluyendo una amplia terraza fueron intervenidos artísticamente con conceptos ecológicos. Reabrió hace pocos meses en su tradicional esquina y rápidamente se convirtió en un nuevo polo regional que atrae no sólo a los locales -en una ciudad que convoca jóvenes estudiantes universitarios de las ciudades cercanas y de toda la región-, así como de turistas. El gran secreto del éxito fue el rediseño de la decoración como una intervención artística – sustentable bajo el concepto de “Reciclar con arte”, apuntando a una generación joven mucho más consciente desde lo ambiental y del valor del arte. Sus autoras fueron las arquitectas Julia Cabral y Carina Amarillo, ambas nacidas en esa ciudad: Cabral es experta en interiorismo con arquitectura circular y en tecnologías BIM, y vive actualmente en Buenos Aires trabajando también para el exterior. Carina Amarillo es una artista muralista de gran proyección nacional.
Las autoras destacan: “En Taj seguimos la tendencia internacional del diseño circular, que significa utilizar materiales existentes y darles un nuevo ciclo de uso, en este caso como intervenciones artísticas. El proyecto tomó como materia prima el reciclaje de materiales existentes, obtenidos como desguace de ambientaciones anteriores. Maderas de puertas o metales de rejas y mallas, hasta vinilos fueron resignificados como objetos de arte, creando equipamientos divisorios, barandas, estanterías. cuadros y murales a través del collage con estos materiales de desecho, juguetes antiguos y botellas, transformando carteles viejos en pancartas de concientización con el juego visual de esas texturas aplicadas. La restauración del edificio original contó con la colaboración del Arq. Javier Jais, experto en impermeabilizaciones.
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