Son esculturas del 1800. Estaban a una cuadra. Una vez restauradas volverán a emplazarlas al pie del monumento.
Dos sábados, once hombres cada día, una grúa hidráulica, un camión, un grupo electrógeno y una sierra fueron necesarias para retroceder el tiempo. Cuatro estatuas que estaban en la plazoleta San Francisco, en Alsina y Defensa, volvieron a Plaza de Mayo, el lugar al que pertenecían en los siglos XIX y XX. Ahora empezarán los trabajos para restaurar cada una de las esculturas y colocarlas otra vez en la Pirámide, como hace 105 años.
Son la Navegación, la Industria, la Geografía y la Astronomía. Están talladas en mármol de Carrara y estaban en la base la Pirámide. En 1912 fueron retiradas para facilitar la mudanza del monumento desde el centro de la antigua Plaza de Mayo a su ubicación actual. Pero no volvieron y tuvieron distintos destinos hasta quedar arrumbadas en un corralón municipal en Chacarita. En la década del 70 el arquitecto y creador del Museo de la Ciudad, José María Peña, las rescató e instaló en la plazoleta, frente a su museo.
“En un siglo a nadie se le había ocurrido juntar la Pirámide con las cuatro esculturas. Aún cuando sólo una cuadra las separaba”, dijo a Clarín Daniel Schavelzon, arqueólogo urbano y asesor del Gobierno de la Ciudad. En 2013 presentó un proyecto para lograr la restauración de las piezas y su regreso. “Los antiguos pedestales de la pirámide siguen ahí y en perfecto estado, vacíos y a la espera de restablecer su uso desde hace cien años”, escribió en el informe.
El operativo retorno de las estatuas se dividió en dos sábados. En el primero fueron mudadas la Navegación y la Industria. Al siguiente, la Geografía y la Astronomía. Un ingeniero y tres herreros diseñaron la estructura metálica en la que se hizo el traslado. Once hombres, divididos en tres equipos (separación de las esculturas de su base, desplazamiento y restauración), intervinieron. Fueron 22 horas de trabajo con temperaturas de más de 30 grados.
“Temíamos que al sacarlas se partieran o estallaran. Había que tener muchos reparos y se hicieron análisis técnicos de cada una de las fisuras para evaluar si la mudanza era posible”, agregó Schavelzon. La preocupación de los expertos se fundaba, sobre todo, en los siete traslados que habían tenido las esculturas. El primero había sido alrededor de 1875, cuando la Municipalidad de Buenos Aires las recibió como donación. Entonces, pertenecían a un conjunto de 12 esculturas que habían decorado el frente de la sede central del Banco Provincia y habían sido retiradas por problemas de estabilidad. Cuatro de ellas fueron a la Pirámide, en reemplazo de las originales que estaban en mal estado.
“La única completa es la Industria. Las otras se partieron en los distintos movimientos. Las volvieron a pegar pero quedaron un poco fuera de escuadra”, dijo Marcelo Magadán, arquitecto y director general de la restauración. Ese desfasaje junto a las superficies erosionadas por el tiempo, el smog, las manchas de pintura, los hongos, las leyendas escritas y los faltantes -como dedos y narices- son los problemas a resolver por los restauradores. En la Plaza de Mayo ya está montado el obrador donde las restaurarán, para luego devolverlas a la Pirámide.
Recuperarán la lanza de la estatua
En paralelo al regreso de las estatuas, continúa la restauración de la Pirámide de Mayo. En las semanas próximas se repondrá la punta de la lanza de la estatua de la Libertad, que está en la parte superior del monumento. «Se confeccionó un plano, un modelo y una impresión 3D, que funcionará como molde de la punta que vamos a colocar. Así, después de muchas décadas, se volverá a ver la escultura completa», destacó Marcelo Magadán, director general de la obra.
Fuente: Clarín