por Oscar Andrés De Masi

oademasi@gmail.com


Apenas trasponemos el pórtico del Cementerio Alemán, se levanta la bella «capilla de responsos», ubicada en el eje del camino de acceso y postulada como foco de nuestra mirada,. Un edificio cuya perfecta simetría, su escala y su equilibrio formal y volumétrico dialogan con el carácter silente y funerario del sitio y con el paisaje de su entorno. Vamos a compartir algunas anotaciones descriptivas acerca de su autor y de sus principales características.

 

 

 

 

El arquitecto Kronfuss

 

Johannes (Juan) Kronfuss (Budapest, Hungría,1872-Córdoba, Argentina, 1944) se graduó como arquitecto en la Real Academia de Ciencias Técnicas de Munich (Alemania) en 1897. Desde  1905 (en que recibe su habilitación profesional) hasta 1910 trabajó en diferentes ciudades europeas de habla alemana y fue técnico de la municipalidad de Munich, hasta su radicación definitiva en Buenos Aires, en aquel año. Había llegado convocado por un premio, cuya ejecución no se concretó. Se desempeñó como docente en las Universidades Nacionales de Buenos Aires y de Córdoba y trabajó como profesional, tanto en encomiendas particulares (muchas de ellas para familias o empresas de la colectividad alemana de Buenos Aires) en la Capital, en Rosario y en Córdoba. Fue funcionario técnico de la provincia y de la municipalidad de Córdoba. Y, además,  escritor y conferencista.

 

Su relación proyectual con temas funerarios y religiosos quedó anticipada en los premios que obtuvo por el Crematorio de Francfort y la sinagoga de Bamberg (ciudad donde había sido maestro en un colegio de construcción). También, proyectó la iglesia anglicana-húngara de la calle Freire, en Belgrano; y  en 1922, publicó una obra sobre Monumentos Funerarios, que hoy es una rareza en el mercado del libro anticuario.

 

Dotado de una sólida formación e imbuido de las estéticas románticas-clasicistas alemanas, es destacable su búsqueda de una arquitectura identitaria vernácula para la Argentina, que, para él, se halla eminentemente en la arquitectura colonial supérstite de Córdoba y el Noroeste del país. De ahí su obra publicada en 1921, Arquitectura colonial en la Argentina, fruto de sus relevamientos in situ, e ilustrada con sus propios y delicados dibujos realizados con tinta, sobre la base de registros fotográficos.

 

Para Kronfuss, la arquitectura del pasado era una lección ineludible del presente, aunque no postulaba que se hicieran copias serviles de los edificios antiguos. En su producción arquitectónica pueden hallarse ejemplos vinculados a la tradición clásica europea (como el caso del Pórtico y la capilla de responsos del Cementerio Alemán) y desarrollos en lenguaje neo-colonial.

 

Kronfuss era ya una figura instalada y destacada en el medio arquitectónico de Buenos Aires y de Córdoba, cuando proyectó los edificios para el Cementerio Alemán.

 

 

 

La capilla de responsos

 

 

Desde el año 2010 y merced al Decreto PEN nº 525/10, la capilla goza del estatus patrimonial de Monumento Histórico Nacional. Fue proyectada por Kronfuss en un tardío estilo neoclásico prusiano (es casi inevitable asociarla a alguna obra del arquitecto prusiano Karl F. Schinkel, como la capilla de Pomona en Postdam, aunque difiera el orden elegido), muy equilibrado y sobrio, e inaugurada el 1º de agosto de 1926.

 

Su fachada academicista exhibe un pórtico adelantado (o nártex) tetrástilo, del orden toscano, con un frontón triangular contorneado con dentículos, en cuyo tímpano se colocó un relieve escultórico de tema funerario clásico (la urna cineraria parcialmente velada) y, por debajo, una inscripción en lengua alemana, de fuente evangélica (SELIG SIND DIE TOTEN, DIE IN DEM HERRN STERBEN= Dios no es un Dios de muertos, sino de vivos).  La cubierta remata en una bella cruz de hierro forjado.

 

La edificación estuvo a cargo de la empresa alemana Wayss & Freitag, establecida en el país a fines de 1909. De hecho, uno de los términos de  la radicación de Kronfuss en Buenos Aires era su empleo en dicha empresa, que fue un coloso del hormigón armado en nuestro medio.

 

Su emplazamiento central, en el eje de ingreso, la convierte en un hito material de referencia para todo el enterratorio, que se desarrolla a ambos lados y por detrás. Tomándola como referencia, nadie podría extraviar su camino durante su visita al cementerio. Esta preocupación del proyectista por el entorno del edificio y el emplazamiento arquitectónico, vuelve la mirada, una vez más, a las lecciones de Schinkel y a su empirismo.

En este caso, la centralidad focal del edificio denota, junto al lenguaje compositivo de la fachada, las influencias academicistas y su complacencia en las simetrías axiales. Incluso apartado del canon grecista (tan imperativo en el neoclásico alemán de la primera mitad del siglo XIX y en Schinkel en particular), el pórtico se «italianiza» en un giro neorrenacentista, todavía clasicista. Ciertamente, ello reflejaría, aunque tardíamente, el terreno ganado en la segunda mitad del siglo XIX por las propuestas academicistas-renacentistas, por sobre los anteriores neo-grecismos.

 

Por decisión de la CEABA y la gerencia del Cementerio Alemán, se realizan visitas interpretativas a la capilla a cargo de quien escribe estas notas, en forma periódica, las cuales se avisan en las redes Facebook e Instagram: cementerioalemanba.