por Verónica Meo Laos

veronica.meolaos@gmail.com


“Quien desprecia su origen no tiene historia, y quien no tiene historia, no existe.”

 

 

 

Como en otros países de América Latina, Colombia decidió salir a la calle en protesta a las medidas implementadas desde el oficialismo que impactan de manera negativa en amplios sectores de la población. El tema que nos ocupa, el patrimonio, no ha sido ajeno a las decisiones tomadas por el gobierno de Iván Duque. De hecho, de acuerdo con el portal colombianoindignado.com[1],  el sector de los arqueólogos anunció una huelga prevista para el 9/11 en contra de las medidas que-según fuentes del sector- pone en peligro la salvaguarda de los posibles hallazgos arqueológicos que se realicen en el marco de las obras de infraestructura.

 

En exclusiva para Habitat,  Meliza Hernández Mondragón, antropóloga egresada de la Universidad de Caldas (Colombia), especializada en arqueología y que, actualmente, se encuentra coordinando un proyecto sobre la cordillera Central colombiana, expresa sin rodeos su mirada respecto de la situación que atraviesa su sector y que pone en riesgo la salvaguarda del patrimonio arqueológico de su país.

 

 

Habitat: ¿Qué es lo que está pasando y de qué manera impacta en el patrimonio?

 

Meliza Hernández Mondragón: -Una vez más el país vuelve a verse en un punto crítico gracias al gobierno Nacional, que apenas y lleva un poco más de un año haciendo de las suyas desde la Casa de Nariño. Los ánimos están caldeados por los cambios absurdos que progresivamente está implementando el actual presidente y su cúpula elegida a dedocracia, decisiones que parecen tomadas por un inexperto aprendiz de malabarismo (con el respeto de quienes practican esta especialidad circense), más que por un tipo joven y estudiado, elegido por la mayoría para conducir a Colombia por un buen camino.

¡En este momento ni el patrimonio arqueológico se salva! gracias a esos giros inesperados, de los que uno se entera a través de conversaciones con un colega y otro, y aceptando que en muchas ocasiones se desconoce la normatividad en torno al tema, en este momento tenemos el artículo 3 de la Ley 1882 de 2018 y el Decreto 138 de 2019 que dejan expuestos los bienes arqueológicos y la labor de los profesionales que velamos por llevar a cabo una buena praxis, con la finalidad de salvaguardar nuestra propia historia, lo que realmente nos representa como Estado y de lo que deberíamos apropiarnos.

Así las cosas, ya no tendremos la titularidad de la autorización de intervención arqueológica, pasaremos a ser figuras de quitar y poner según la conveniencia de la empresa, la arqueología urbana desaparecerá por completo pese a que tenemos unos contextos históricos en ciudades capitales como Cartagena de Indias, Tunja, Popayán y Bogotá D.C. entre otras, el registro del proyecto ya no será con la información que nos compete, sino con los datos de la empresa que se encargue de la construcción determinada, y ni qué decir de la eliminación de la pregunta de investigación y por lo tanto de una metodología clara para abordar en terreno y en laboratorio las intervenciones y datos arqueológicos obtenidos.

 

H.: ¿Quién es / son los responsables?

 

M.H.M: -Como colombiana debo asumir la responsabilidad que me corresponde. Aquí todos somos responsables, sea porque preferimos ignorar y seguir callando, o porque no nos interesa lo que dice el otro y cómo ello puede aportarnos para conocer objetivamente nuestro país desde diferentes ópticas, ocupaciones y disciplinas.

Debo aclarar que, pese a que mi voto siempre ha sido a conciencia, y estuvo a favor del SI a la paz y del SI a un candidato que lleva años creyendo en el proceso de sanación que ello implica, no puedo ser mezquina y dejarles el problema a los otros, como si finalmente no hiciéramos parte de un mismo territorio diverso y con una historia marcada por engaños y reprocesos de los que se benefician las mismas familias de siempre.

Sin embargo, la mayor tajada de responsabilidad es del gobierno Nacional, y no hablo solo del actual, desde antes venimos viendo casi que boquiabiertos como negocian el patrimonio como si fuera una mercancía barata expuesta al mejor postor, convirtiendo al presidente de turno en el mercachifle que saca su tendido para exponer sus mayores tesoros, ejemplo de ello es el galeón San José, uno de los hallazgos más importantes que se han realizado en territorio nacional, sumergido por una emboscada hace más de 300 años y que ahora, no solo está siendo disputado por los países que en su momento tuvieron que ver con él, sino que se convirtió en las delicias de los cazatesoros, porque al expresidente se le ocurrió que las piezas repetidas podían ser forma de pago a cambio de su excavación “científica”; un grupo de arqueólogos con una pisca de ética ¡no aceptaría tal cosa!, muchos profesionales y académicos se pronunciaron rechazando tajantemente semejante desastre, pero no solo ellos, todos lo hicimos a nuestra manera, nosotros como arqueólogos tenemos el ojo en la lupa, aunque con temor de que se esté haciendo algo bajo cuerda.

 

H.: ¿Desde cuándo ocurre este proceso?

 

M.H.M: Esto viene de atrás, gobierno tras gobierno solo se ha interesado en el supuesto desarrollo que llega con la construcción de vías, hidroeléctricas, gasoductos, poliductos y oleoductos, entre otros; y no es que los megaproyectos, no se puedan realizar, es que queremos que se respete cada parte que conforma ese delicado equilibrio entre todos los que constituimos el Estado colombiano.

La creación de normas, que con complicidad de muchas empresas han logrado desbaratar lo que hasta ahora habíamos ganado en materia de patrimonio, es finalmente lo que les interesa porque al parecer la única vía es construir, construir y construir, por medio de la triada tan famosa que se convirtió en una frase célebre y que reza: “trabajar, trabajar y trabajar”. No es sino ver cómo los gobernantes de este país, que no me representan, se les llena la boca al decir que Colombia tiene lugares increíbles y únicos en el mundo, como por ejemplo el Paisaje Cultural Cafetero, reconocido y declarado por la UNESCO en 2011, como patrimonio cultural de la humanidad, convirtiéndolo a su vez en un gancho de proyección internacional turística, mientras de manera interna la inversión es casi inexistente y el café como producto base de la economía cae a pasos agigantados.

 

H.: Hablemos de la huelga de los arqueólogos. Qué piden, cuándo será, por qué, qué esperan conseguir. Suena raro pensar que los arqueólogos puedan movilizarse. Uno se los imagina cepillando piezas entre la tierra, gente pacífica. ¿Por qué dijeron, «basta»?

 

M.H.M: El pasado 7 de noviembre se realizó un plantón afuera de las instalaciones del Instituto Colombiano de Antropología e Historia – ICANH, en pleno centro histórico de la capital, justamente para manifestar nuestra inconformidad como gremio frente a las imposiciones que ubican las obras civiles por encima del patrimonio arqueológico, en vez de poner a la disciplina al nivel de otras áreas de conocimiento que son requeridas dentro de los estudios realizados antes de su construcción o las actividades que se realizan durante la ejecución.

En este momento se estima que somos alrededor de unos 1500 profesionales que hemos dedicado nuestra vida, y no solo la laboral, a recorrer el país por medio de diferentes proyectos, principalmente de infraestructura, y vemos que nuestro trabajo cada vez más pasa a un tercer y hasta quinto plano, insistiendo en que somos los que frenamos proyectos y que así no se cumplen las metas de aquellas megaobras que mueven la economía del país.

No es un secreto que todo ello hace parte de la planificación y del respeto por los diferentes componentes que implica la construcción de, por ejemplo, una vía o una subestación eléctrica. Si bien el imaginario que tiene la gente sobre los arqueólogos y arqueólogas dedicados a desenterrar el pasado, alrededor del mundo, es arrodillados con brochas en mano y libretas de campo describiendo justamente lo que observan, mientras lanzan hipótesis que posteriormente refinarán, nosotros también hacemos parte del mundo laboral, incluyendo los bemoles que eso implica, falta de reconocimiento de nuestra labor y el aporte académico que genera, discusiones con las empresas constructoras para que detengan la maquinaria y no dañen los sitios arqueológicos, exigencia de unas condiciones mínimas para poder realizar las funciones necesarias que se verán reflejada en documentos que aporta al conocimiento mismo de nuestro pasado.

Por la suma de cosa sobre cosa, hoy 21 de noviembre nos volcamos a las calles y nos sumamos a las voces de todos los colombianos inconformes con un gobierno infantil e infame. Hoy es el día para todos! Para las comunidades indígenas, para los líderes sociales asesinados y para los que siguen adelante pese a todo, para los jubilados, para los profesores y estudiantes, sin distinción institucional; para los obreros, para los sindicatos y, por su puesto, para el patrimonio arqueológico… aunque la lista sigue y sigue, tengo la certeza de que somos más.

 

 

 

H.: Hablemos de patrimonio en riesgo.

 

M.H.M: El patrimonio arqueológico está constituido por los objetos y los contextos que durante miles de años y de manera progresiva han quedado allí depositados a lo largo y ancho de un territorio. En nuestro caso ¡Colombia es un país rico en absolutamente todo!, incluyendo este tipo particular de patrimonio que confirma la existencia de grupos humanos hace mucho tiempo atrás, antes de que llegaran los europeos en sus distintos intentos por entrar a un territorio inhóspito, agreste e insalubre; en este punto uno se pregunta: si naturalmente ya existía la resistencia normal de quien se ve invadido por un completo extraño de formas y lenguas diferentes ¿por qué nosotros los nacionales nos negamos, no queremos aprender y menos entender la importancia del patrimonio arqueológico? Es el que nos cuenta y muestra el pasado y aun así no lo valoramos.

En este punto la reivindicación no solo debe ser realizada por el gremio, sino por los chicos de secundaria, las amas de casa, los señores que venden dulces en la esquina y el campesino que labra la tierra y a diario, mientras realiza sus labores, encuentra tiestos regados por su cultivo, estoy segura que más sabe ese señor, esa mamá, ese vendedor y ese pelao en formación, que el señor ministro del Interior o la señora ministra de Cultura sobre tema o ¿será que piensan que eso de la arqueología solo se practica por allá en Egipto con sus pirámides o en China con el Ejercito de Terracota? ¡Pues NO!

 

H.: Para finalizar, una reflexión tuya, como antropóloga y como mujer colombiana.

 

M.H.M: -Si bien las raíces de una planta están enterradas y por lo tanto no las vemos, ellas tienen una función específica y muy valiosa, que es mantener vivo lo que se encuentra en superficie para que crezca sanamente hasta que de frutas y florezca, entonces ¿por qué seguimos despreciando los objetos y los contextos elaborados por quienes nos antecedieron desde hace cientos de años y nos permitieron estar hoy aquí?

 

Quien desprecia su origen no tiene historia, y quien no tiene historia, no existe.

 

 

[1]             Fuente: https://colombianoindignado.com/hasta-los-arqueologos-iran-a-paro-por-inconformidades-con-el-gobierno/