El Ayuntamiento halla en el techo del edificio histórico del Ayuntamiento las pinturas de cuando se construyó la Casa Gran a finales del siglo XIV
Siempre estuvo allí, más de 600 años, siendo un testigo silencioso de la evolución de Barcelona, tapado por la suciedad y por el olvido. Hasta ahora. Hace dos años una actuación rutinaria de mantenimiento en algunas zonas del techo del Ayuntamiento de Barcelona se convirtió en un descubrimiento: el de pinturas anteriores, algunas del siglo XIV, de cuando se construyó la Casa Gran. Pero los hallazgos no acabaron ahí.
Han aparecido también pinturas renacentistas y entre las medievales algo inédito: el primer escudo pintado de la ciudad de Barcelona con las cuatro barras y la Cruz de Sant Jordi. Data del año 1369 y forma parte de un conjunto pictórico único que se extiende por el techo del edificio histórico del Consistorio, que después de preservarlo se seguirá estudiando: no hay dudas de que podrán desvelar nuevos secretos de la ciudad.
“Es importante el escudo en sí, pero también que se pinte al lado de las cuatro barras, que es el escudo de la Casa de Barcelona y Real. Evidencia la significación del Ayuntamiento con la política del momento, no es algo menor”, manifiesta con cierta euforia el historiador Reinald González, director de Veclus, empresa especializada en estudios históricos y arquitectónicos.
Siempre estuvo allí, más de 600 años, siendo un testigo silencioso de la evolución de Barcelona, tapado por la suciedad y por el olvido. Hasta ahora. Hace dos años una actuación rutinaria de mantenimiento en algunas zonas del techo del Ayuntamiento de Barcelona se convirtió en un descubrimiento: el de pinturas anteriores, algunas del siglo XIV, de cuando se construyó la Casa Gran. Pero los hallazgos no acabaron ahí.
Han aparecido también pinturas renacentistas y entre las medievales algo inédito: el primer escudo pintado de la ciudad de Barcelona con las cuatro barras y la Cruz de Sant Jordi. Data del año 1369 y forma parte de un conjunto pictórico único que se extiende por el techo del edificio histórico del Consistorio, que después de preservarlo se seguirá estudiando: no hay dudas de que podrán desvelar nuevos secretos de la ciudad.
“Es importante el escudo en sí, pero también que se pinte al lado de las cuatro barras, que es el escudo de la Casa de Barcelona y Real. Evidencia la significación del Ayuntamiento con la política del momento, no es algo menor”, manifiesta con cierta euforia el historiador Reinald González, director de Veclus, empresa especializada en estudios históricos y arquitectónicos.
“Es un escudo que está pintado en el momento originario del Ayuntamiento, que hasta el siglo XIV, no tiene sede. Está ligado al momento fundacional de la Casa Gran”, añade González, a unos metros de la entrada al Consistorio por la plaza Sant Jaume. El escudo está en el techo de madera que hay al poco de cruzar la entrada, en la zona del patio. Toda esta área data de entre los años 1369 y 1373.
Siempre estuvo allí, más de 600 años, siendo un testigo silencioso de la evolución de Barcelona, tapado por la suciedad y por el olvido. Hasta ahora. Hace dos años una actuación rutinaria de mantenimiento en algunas zonas del techo del Ayuntamiento de Barcelona se convirtió en un descubrimiento: el de pinturas anteriores, algunas del siglo XIV, de cuando se construyó la Casa Gran. Pero los hallazgos no acabaron ahí.
Han aparecido también pinturas renacentistas y entre las medievales algo inédito: el primer escudo pintado de la ciudad de Barcelona con las cuatro barras y la Cruz de Sant Jordi. Data del año 1369 y forma parte de un conjunto pictórico único que se extiende por el techo del edificio histórico del Consistorio, que después de preservarlo se seguirá estudiando: no hay dudas de que podrán desvelar nuevos secretos de la ciudad.
“Todas las vigas, que son originales, se repintaron en el año 1929. Y cuando eliminas todos los marrones aparece esta decoración, que es única”, indica la restauradora Mercè Marqués. ¿Por qué se pintó encima de la pintura gótica original? “Seguramente porque no vieron lo que había debajo: son más de 600 años de suciedad”, añade Marqués.
De hecho, en esta zona todavía se aparcan algunos coches, pero en los años 70 y 80 era un auténtico parking de vehículos municipales. Y antes carros. Siempre ha sido una zona de paso y en Barcelona en los últimos seis siglos han pasado muchas cosas. Ese techo de los escudos es del mismo momento de cuando se construyó el Saló de Cent, en donde también se ha detectado la presencia de la pintura original del siglo XIV. En este caso no se saben los motivos.
El Saló de Cent
No todo ardió durante el bombardeo del general Espartero
“En el Saló de Cent pensábamos que todo el techo se había quemado, pero hay toda una parte que todavía es original”, explica la arquitecta municipal, Anna Ribas. La trabajadora del Consistorio hace referencia a un incendio que se produjo durante el bombardeo de 1842, ordenado por el general Baldomero Espartero, llevado a cabo precisamente con proyectiles incendiarios lanzados desde el castillo de Montjuïc.
Esta parte del Ayuntamiento estuvo más de dos días en llamas. De hecho, fue cuando después, el Saló de Cent se amplió, pasando de tres a cinco crujías. En una de ellas, debajo de la pintura actual, es donde están las decoraciones del siglo XIV: fueron las únicas que se salvaron del fuego. En este techo todavía no se restaurarán las pinturas originales.
Sí que se recuperarán en la parte inferior, donde se ha descubierto el primer escudo pintado de Barcelona, pero también en otra zona que está justo al lado, donde estuvo una sala a la que se tenía acceso desde la capilla, ahora también desaparecida, y que se construyó 1401. Un espacio que era el Trentenari del Consell de Cent, donde se reunía un grupo reducido del gobierno, el que gestionaba el día a día en la ciudad.
En esta sala que estuvo entrando al Ayuntamiento por Sant Jaume, a mano derecha, es también donde el gobierno de la ciudad se reunía con el Rey. El Trentenari se renovó en el siglo XVI, en el marco de una pequeña reforma renacentista en la Casa Gran. “Y se decoró también de nuevo”, manifiesta González.
“En este caso dejaremos la pintura renacentista porque la arquitectura aquí es la de esta época, quizás más adelante podremos saber qué hay debajo”, añade la arquitecta municipal. “No podemos destruir algo de 1530 para ver que es lo que hay debajo”, manifiesta la restauradora, que confía que en unos años, la técnica permita acceder a la pintura que hay debajo –de 1401– sin dañar la pintura renacentista.
“Es en este momento cuando se colocan las flores por primera vez y que luego se reproducen en todos los techos en 1929”, señala Mercè Marquès. Un detalle que no es menor. Fue una flor decorativa la que dio pie al hallazgo hace dos años, una que se desprendió de la Galería Gótica. El Ayuntamiento llamó a Mercè Marquès para restaurarla y fue cuando estaban actuando allí que descubrieron algo debajo –en este caso pinturas de 1530 que tienen como protagonista, entre otros elementos, a un mono–.
En enero
El Consistorio rehabilitará un techo gótico y dos renacentistas
Posteriormente, se revisó todo el techado y se hicieron el resto de descubrimientos. Después de los hallazgos, en enero comenzarán los trabajos de restauración de una zona del patio (donde se ha descubierto el escudo), la de las pinturas renacentistas de donde estuvo ubicado el Trentenari y las de la misma época de la Galeria Gòtica. En el caso de la primera crujía del Saló de Cent se fijarán las pinturas para restaurarlas más adelante. Pero la idea es que un día se puedan recuperar todas: pinturas que explican la historia de la Casa Gran y de la ciudad, obras de arte únicas y que han sobrevivido, el algunos casos, el paso de más de 600 años.
“Las pinturas que han salido a la luz son una pequeña joya histórica que nos da la posibilidad de recuperar la esencia original del Ayuntamiento”, explica la segundo teniente de alcaldía, Janet Sanz. “Estamos trabajando para recuperarlas y ponerlas al descubierto y hacer lucir con todo su esplendor este tesoro que destila historia”, remata la edil.
Lo descubierto hasta ahora y lo que se rehabilitará es una pequeña parte de lo que todavía esconden los techos de la Casa Gran. Y es que algunas catas incluso han dejado al descubierto cuidadas iconografías de inspiración celta (se calcula que del año 1401) que se pueden ver entrando al Ayuntamiento por Sant Jaume, a mano izquierda, antes de las escaleras que se utilizan ahora de manera más habitual para subir al Saló de Cent.
“Aquí estaban las escribanías, que era donde se pagaban las multas”, apunta González. En esta zona hay también una puerta gótica que parece que no lleva a ningún sitio, es la original de la capilla medieval que, cuando se destruyó, se instaló allí. “Tenemos que ver cómo podemos difundir todas estas pinturas para que la gente pueda hacer suyas, porque el Ayuntamiento es la casa de todos”, explica Marc Aureli Santos, director del Servcio de Arquitectura Urbana y Patrimonio del Ayuntamiento, área de la que depende todo este proyecto de rehabilitación.
“Es un espacio único por lo qué nos dice, por dónde está y por su estado de conservación”, continúa Santos. Poder mostrarlas y también explicarlas es el objetivo. También seguir conociéndolas, porque los investigadores están convencidos de que sobre Barcelona todavía queda mucho por escribir.
Fuente: La Vanguardia