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Se lo conoce como Pabellón del Centenario; está en Cerviño y Bullrich, en un predio estatal que pronto saldrá a la venta; reclaman que sea conservado y restaurado para actividades culturales

Abandono y peligro en el único edificio que queda en pie de los festejos de 1910. Foto: LA NACION / Marcelo Gómez
Abandono y peligro en el único edificio que queda en pie de los festejos de 1910. Foto: LA NACION / Marcelo Gómez

El arquitecto Virginio Colombo no imaginó en su diseño una cúpula en la que crecieran arbustos. Pero la vegetación está ahí, en el techo del Pabellón del Centenario, un edificio con más de 100 años de antigüedad que se deteriora minuto a minuto entre las vías de acceso de camiones a dos grandes tiendas situadas en el mismo predio de Palermo.

Por entre los vidrios rotos de una de las paredes puede verse el interior devastado, sin piso, con paredes que parecen a punto de derrumbarse y restos de mampostería que cuelgan de lo poco que queda del techo. El edificio fue uno de los 35 construidos para los festejos del Centenario de 1910 y, en ese momento, recibió una medalla de oro por su calidad arquitectónica. Hoy se mantiene en pie de milagro, sin un plan de restauración para salvarlo y sometido a una demanda contra la empresa que explota el espacio por no realizar el mantenimiento al que la obligaba el contrato de concesión.

El Gran Pabellón Central de la Exposición Internacional Ferroviaria y de Transportes Terrestres -su nombre completo- se encuentra en Cerviño y Bullrich, al lado del Regimiento de Patricios y detrás de las sucursales de Easy y Jumbo. Antes de la cesión a la firma Cencosud era administrado por el Ejército Argentino.

El predio que reúne el conjunto de inmuebles integra un lote de 26 propiedades que el Estado nacional pondrá en venta en la ciudad, según lo establecido por un decreto presidencial hace algunas semanas. Esta situación suma una preocupación en quienes intentan preservar el edificio de 1500 m2, declarado Monumento Histórico Nacional en 2010: ¿seguirá formando parte del patrimonio nacional o pasará a manos privadas?

«El estado de conservación es malo y está empeorando. Aumentan los riesgos de que caigan pedazos de mampostería y las obras de restauración se encarecen», dijo a LA NACIÓN la presidenta de la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos, Teresa de Anchorena. «Quien compre el predio podría evitar la responsabilidad de restaurarlo y seguiría existiendo un vacío sin que se considerara el futuro del pabellón», agregó.

Uno de los temores puede descartarse rápidamente. La Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE) confirmó que el Pabellón del Centenario no saldrá a la venta con el resto del inmueble. El sector que ocupa será conservado como bien nacional. Sin embargo, las condiciones en las que se preservará son un gran interrogante.

En 1996, cuando se firmó la concesión entre Cencosud y el Ejército, en el contrato quedó establecido que la empresa debía afrontar el «reciclado del Gran Pabellón Central de la Exposición Internacional Ferroviaria y de Transportes Terrestres hasta lograr un grado de terminación similar al que poseía originalmente, incluyendo el mantenimiento de sus fachadas exteriores, ornamentos y dispositivos conexos».

Ante el incumplimiento, en 2014 la empresa fue demandada por el Ejercito (expediente 29.528/2014) y se aguarda la resolución del juicio. En 2008, recordó Anchorena, la firma realizó un proyecto de «Puesta en Valor, Restauración y Reciclaje» del Pabellón del Centenario, con un exhaustivo relevamiento que derivó en el pliego para convocar a licitación. Pero no se concretó.

Voceros de Cencosud dijeron a LA NACIÓN que no harían declaraciones referidas al tema.

Posibles destinos

Ausencia de piso, paredes descascaradas y restos de mampostería se destacan en el interior
Ausencia de piso, paredes descascaradas y restos de mampostería se destacan en el interior. Foto: Marcelo Gómez

La obra de Colombo, de estilo art nouveau, quedó encerrada en un rincón, detrás de las tiendas y pegada al paredón que la separa del Regimiento de Patricios. Sobre un costado hay una calle interna de acceso de camiones que descargan mercadería a metros del imponente edificio. El público no puede llegar al lugar. El único punto desde donde se puede apreciar esta joya arquitectónica es el último piso del estacionamiento del hipermercado. La cúpula, las columnas y los ventanales de 1910 se mezclan con los edificios más modernos que sobresalen por detrás.

«Nos preocupa que quede encajonado entre las vías del tren Mitre y el resto del predio. Si no hay una vía de acceso, se perderá, porque no hay forma de ingresar -dijo con preocupación Diego Socolovsky, integrante de la junta de la comuna 14 (Palermo) por el Frente para la Victoria-. Pedimos que alguien se haga cargo y que se restaure, porque en cualquier momento se podría caer. Lo más importante es garantizar la integridad; luego, darle algún uso.»

La preocupación por el destino del pabellón es de toda la junta comunal, presidida por Alejandro Pérez (Pro). También de la diputada del FPV Andrea Conde, quien acompaña a un grupo de vecinos en su intención de recuperar el espacio. «Es importante transformar un lugar abandonado en otro con vida donde se puedan realizar distintas actividades», planteó.

Los Vecinos por la Incorporación al Espacio Público del Pabellón del Centenario, de la Sociedad de Fomento de Palermo Viejo, elaboraron un proyecto para contar allí tres historias referidas al edificio y distintas temáticas barriales.

Proponen recrear la muestra del Centenario, en la que se exhibieron autos, trenes, globos aerostáticos, telégrafos y otros elementos referidos a la comunicación. Otro eje es mostrar objetos de batallas militares, aprovechando la cercanía con el Regimiento de Patricios, y el tercero, hacer un centro de interpretación que concentre la historia de Palermo. «Tango, zona roja, murgas, poetas, escritores y muchas otras variantes que suceden en el barrio. Queremos salvar el Pabellón, darle visibilidad, accesibilidad y un uso», resumió el arquitecto Ricardo Castañeda, miembro del grupo.

Años de abandono e incumplimiento de responsabilidades pusieron el Pabellón en una situación crítica. Nadie sabe hasta cuándo.