por Verónica Meo Laos
veronica.meolaos@revistahabitat.com


Ángela Menchón es profesora de Enseñanza Media y Superior en Filosofía (Facultad Filosofía y Letras, UBA) y Especialista en Política Educativa (Universidad T. Di Tella). Entre sus múltiples actividades, dicta diversas materias vinculadas a la filosofía, la ética, el pensamiento científico, la escritura académica y la investigación educativa en el nivel universitario. Forma parte del Colectivo Filosofarconchicxs. Produce junto a Daniel Brailovsky la página de entrevistas www.nopuedonegarlemivoz.com Y también es una de las responsables del Colectivo Editor Seisdedos, un proyecto editorial familiar e independiente. Es de Dolores, provincia de Buenos Aires pero vive hace muchos años en la capital. Por este último proyecto se acercó HÁBITAT a hablar con ella y tras la entrevista pudimos vislumbrar que, para esta filósofa apasionada todo es posible si hay ganas y amor por lo que uno hace y que, lo imposible, lleva sólo un poco más de tiempo.

HÁBITAT: -¿Cómo se llama el proyecto editorial y por qué?
Ángela Menchón: -Nuestro proyecto editorial se llama Seisdedos. El nombre nace de un sueño que tuvimos porque uno de nosotros soñó con una mano con seis dedos y que de alguna manera nos dio una palabra que suena bien, tiene cierta musicalidad y, a la vez, un concepto que permite referir a varias cosas: a lo que se sale de las normas, a lo normal, lo mutante, lo singular, aquello que todos tenemos de desbordante y de diferente al resto. Por eso, le agregamos como epíteto «Ediciones Mutantes», como una forma de dar cuenta de que estamos abiertos a producciones diversas y buscamos que cada una tenga algo singular, diferente, no estandarizado.

H.: -¿Quiénes forman parte de él?
A.M.: -Mis hermanos, Inés y Juan Pablo, y yo. Es un proyecto editorial «fraternal» en el que además participan seres cercanos y queridos, como Malena Vázquez, que nos ayuda con la serigrafía.

H.: -¿Cómo empezó / a qué necesidad(es) intentó dar forma?
A.M.: -En el verano del 2016 aprendimos a encuadernar y eso nos dio ganas de ir un poco más allá, de empezar a hacer nuestros propios libros y de publicar a gente copada que sabíamos que escribía o hacía dibujos o arte en general que valía mucho la pena difundir. Además, con el colectivo Filosofarconchicxs, del cual formo parte, ya teníamos casi escrito un libro y solo faltaba encontrar los medios para publicarlo. Y así fue como salió “Pedagogías del Caos”, ¡nuestra primera experiencia editorial! También es para nosotros una forma de combinar todos nuestros intereses en un mismo oficio: el arte, la lectura, la literatura, la escritura, la producción manual, la comunicación y difusión de ideas, el humor, el juego. Armar un libro, desde la elección del texto hasta la materialización en el objeto, es un proceso que abarca muchísimas facetas que van desde lo técnico hasta lo creativo, lo analítico y lo lúdico.

H.: -Si el proyecto tiene un manifiesto o principios que lo sustentan, ¿Cuáles son?
A. M.: -No tenemos un manifiesto, pero sí algunos puntos de partida compartidos. Uno de los principios de la producción es no tercerizar ninguna parte del proceso, es decir, hacer todo nosotros o con aquellos/as amigos/as que forman de alguna manera parte de esto. Tenemos esa necesidad de conocer cada parte del proceso, saber qué es lo que implica la producción total de cada libro. Sostenemos la idea y la práctica de que el proceso de edición tiene que ser realmente colectivo y horizontal. Entonces de la gestación y elaboración de los libros participamos mano a mano con los autores/escritores/ilustradores, tomando decisiones en conjunto, discutiéndolas con total apertura y llevándolas a cabo de manera compartida en la medida de los deseos y posibilidades de cada uno. Los autores también comparten con nosotros las tareas de difusión y distribución del libro, que entendemos como un producto colectivo.
Otro de los principios que compartimos es hacer cosas que no nos desborden, que realmente podamos disfrutar mientras las hacemos. Con ese criterio, hemos decidido no aceptar ciertas propuestas que nos gustaban mucho pero que iban más allá de nuestras posibilidades técnicas y temporales. Trabajamos con pequeñas tiradas de 50 o 60, y luego vamos fabricando más copias a medida que nos van pidiendo. Además, queremos elegir nosotros a quiénes publicar, más allá de que también recibimos propuestas, para ir mantiendo un criterio estético y conceptual en nuestro catálogo. No buscamos publicar a pedido como si fuéramos una imprenta, sino hacer una selección de aquellas producciones con las que nos sentimos artística, literaria o filosóficamente identificados. Por el momento, las publicaciones ya editadas y aquellas en las que estamos trabajando son obras de amigos/as o personas que conocíamos y que hacen cosas que nos parecen potentes. Pero también nos interesa que nos empiecen a conocer más allá de nuestros círculos cercanos, como ya nos está pasando, ¡a pesar del corto tiempo de existencia de Seisdedos!

H.: -¿Desde cuándo está en funcionamiento?
A.M.: – Estamos en funcionamiento desde noviembre del 2016, que fue cuando sacamos nuestro primer libro «Pedagogías del Caos. Pensar la escuela más allá de lo (im)posible», del Colectivo Filosofarconchicxs. Al mes siguiente, sacamos a la luz «Braulio y Tesis», de Emiliano Topino, nuestro segundo libro. Es decir, que de alguna manera, la editorial nace junto a su primer libro.

H.: -¿Cómo llegan los autores a la editorial?
A.M.: -Por el momento, el encuentro entre nosotros y los autores se ha dado por cercanía afectiva y por principios compartidos, es decir, un poco nos han buscado y un poco los hemos encontrado adrede, porque nos gusta y nos identifica lo que hacen y nos imaginamos sus futuros libros en constelación con los que ya hemos editado y con los que vendrán. También recibimos propuestas por medio de las redes sociales (en facebook somos Seisdedos) o por mail (edicionesseisdedos@gmail.com) y las evaluamos en función de los criterios que ya comenté antes.

H.: -¿Cómo distribuyen los libros?
A.M.: -Por el momento, no estamos en librerías, entonces la distribución es personal, cara a cara, puerta a puerta. Nosotros nos acercamos a domicilio por la ciudad de Buenos Aires, o mandamos por correo si se trata de personas de otras ciudades, provincias o países. Quienes estén interesados nos pueden escribir a nuestra página de facebook o a la casilla de correo electrónico y acordamos la entrega, ya sea en persona o por correo. O eventualmente por algún intermediario (amigo, conocido) que casualmente viaje de un lugar al otro. Todo eso se conversa en cada caso.

H.: -¿Qué resonancias han tenido hasta el momento?
A.M.: -¡Muy positivas! «Pedagogías del Caos. Pensar la escuela más allá de lo (im)posible» es un texto que llamó mucho la atención de la gente cuando salió, recibimos muchos pedidos y ya vamos por el ejemplar número 200 (¡y con muchos pedidos pendientes!), que es para nosotros un muy buen número teniendo en cuenta que es una primer publicación tanto de los autores (Colectivo Filosofarconchicxs) como de la editorial, y que lleva apenas más de 5 meses en circulación. Es un libro que busca pensar la escuela desde una clave filosófica proponiendo ciertas pistas para pensar en nuevas experiencias escolares posibles, abiertas a lo que llamamos «caos-acontecimiento», «imaginación pedagógica», «comodidad afectiva e incomodidad intelectual». Tuvo mucha repercusión, principalmente entre docentes y personas que se dedican a la educación o temas vinculados con la infancia y la escuela. La presentación del libro el año pasado fue hermosa.
Por su parte, de «Braulio y Tesis», de Emiliano Topino, se nos agotó la primer tirada de 50, y vamos por la segunda tirada en vistas a la presentación oficial y a los pedidos pendientes. Es un comic que combina humor, ciencia, metafísica, absurdo, y unas ilustraciones muy lindas, que enamora a los lectores por su simpleza, inteligencia y belleza. ¡Y les encanta a los niños!

H.: -¿Cuáles son sus perspectivas para el futuro?
A. M.: -Seguir editando libros que nos generen placer y que nos ofrezcan desafíos creativos. Tenemos unos cuantos proyectos en proceso y otros esperando pero ya confirmados, entre ellos hay poesía, cuentos, obras de teatro, y ensayos. ¡Vamos a estar entretenidos al menos todo este año! Ahora en mayo se viene la primer tirada del tercer libro, que está vinculado con el teatro.
Buscamos poder seguir autosustentándonos con parte de las mismas ventas, lo cual estamos pudiendo hacer por el momento, es decir, el proyecto se está auto-gestionando y auto-financiando.
Deseamos poder aprender más técnicas de modo de ofrecer a los autores mayores posibilidades de edición, y todo lo que sea necesario para cuidar a aquellos que deseen elaborar libros y publicar con nosotros.
Y un sueño es viajar con nuestros libros a otras ciudades, otras provincias, y a otros países, ¡por qué no!

H: -¿Me contarías una anécdota del proceso creativo?
A.M.: -Se me ocurren cuestiones que denotan nuestros modos hogareños, caseros de producir. Mi hogar, por ejemplo, se ha convertido en un pequeño taller y depósito. Cuando arrancamos el año pasado no teníamos todavía todas las herramientas necesarias (de a poco nos vamos proveyendo de las más importantes), entonces, por ejemplo, en vez de prensa usábamos unas pesas que tenía Juan Pablo en su casa; en vez de guillotina siempre cortamos con nuestras trinchetas; todavía hoy usamos broches de ropa y el tender para secar los libros recién encolados en el balcón o en el patio de la casa de nuestra infancia, «tendemos los libros al sol», literalmente. Bueno, ellos también necesitan sol de vez en cuando, como los seres vivos. Recuerdo que en las fechas en que sacamos cada libro, estábamos siempre sobrepasados con la producción, entonces si en esos días alguien pasaba a visitarnos, lo poníamos a coser, cortar, pegar, y fundamentalmente cebarnos mate.
Otra escena significativa se vincula a nuestro modo de distribución. En general, la gente nos pregunta si estamos en librerías o si tenemos alguna sucursal, y nosotros les decimos que estamos en Once, que la sucursal es una casa particular. Pero una vez me pasó que le pasé una coordenadas muy generales de donde estábamos a alguien, y luego me enteré que vino hasta acá y se fue porque no vio ningún lugar con un cartel que dijera «Seisdedos». Este modo de distribución implica romper con ciertos esquemas preestablecidos e instalados de qué significa una editorial.